Sortija: En Palermo hay 6 calesitas de las clásicas.

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Sortija: En Palermo hay 6 calesitas de las clásicas.

La «sortija» consiste en que el jugador, mientras está montando en la calesita, intenta atrapar una pequeña argolla o «sortija» que cuelga de una estructura mientras la calesita está en movimiento. El objetivo es pasar la mano por una especie de «lazo» y tomar la sortija con los dedos antes de que la calesita deje de girar.

Este juego se considera un clásico de las calesitas y es muy popular, especialmente entre los niños. En algunas ferias o fiestas populares, se realizan competencias de sortijas en las que los participantes compiten para ver quién logra tomar más sortijas en un tiempo determinado.

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No se puede pensar que las Calesitas sea un tema menor. Sus antiguos orígenes, aunque fragmentados, se encuentran en tramos de la historia universal. Establecer desde cuando existen las calesitas es un poco incierto. Al parecer son de origen turco y fueron introducidas en Europa por las Cruzadas. A través de grabados, pinturas, escritos y poemas se han encontrado diversos testimonios de su existencia desde varios siglos atrás. Comenzó siendo un divertimento de la nobleza y de los adultos.

Con los años se hizo tan popular que todo el pueblo que había participado de observador, ahora podía girar a través de las calesitas. La palabra deriva del italiano garossela y del español carossela que significa pequeña guerra. Tuvo diferentes formas de movimiento que se fueron perfeccionando con los adelantos técnicos. A través de los caballitos de madera, el hombre entró en contacto con esta magia que aún perdura. A partir del siglo XIX y aún antes existieron calesitas en el Buenos Aires del ayer. Empezaron a ubicarse en algún hueco o esquina y hubo un momento que no faltaron en ninguna plaza.

Ubicación de las calesitas, por comunas:

Las calesitas integran la memoria de la Ciudad con un efecto cultural multiplicador, motivo por el que se promueve su actividad y su proyección para las futuras generaciones. Así, entre vuelta a vuelta, esta invitación al disfrute en los espacios abiertos sigue su curso sobre caballos que suben y bajan, al calor de cisnes o burritos que sonríen, a bordo de pequeños aviones y naves espaciales comandadas por jóvenes tripulantes, y en compañía de los personajes animados que las ilustran, como Peppa Pig, Winnie Pooh o algún legendario Picapiedras que nos recuerda que las calesitas son emblemas de ayer y de hoy.

Comuna 1: Costanera Sur, Parque Lezama y Plaza Alfonsina Storni
Comuna 2: Plaza Tte. Gral. Emilio Mitre y Plaza Monseñor de Andrea
Comuna 3: Plaza Primero de Mayo y Plaza Martín Fierro
Comuna 4: Parque Patricios, Parque Fray Luis Beltrán y Plaza Nueva Pompeya
Comuna 5: Plaza Almagro, Plaza Boedo y Plazoleta Elías Alippi
Comuna 6: Parque Rivadavia, Parque Centenario, Plaza Irlanda
Comuna 7: Parque Chacabuco, Plaza Pueyrredón, Plaza de la Misericordia y Plaza de los Periodistas
Comuna 8: Parque Indoamericano, Plaza de la Democracia, Plaza Sudamérica, Plaza Unidad Nacional, Lugano I y II.
Comuna 9: Parque Avellaneda, Parque Santojanni, Plaza Juan F. Salaberry y Parque Juan Bautista Alberdi.
Comuna 10: Plaza Ciudad de Banff, Plaza Don Bosco, Plaza Monte Castro y Plaza Dr. Juan B. Terán.
Comuna 11: Plaza Arenales, Plaza Aristóbulo del Valle, Plaza Dr. Roque Sáenz Peña y Plaza Tte. Gral. Ricchieri.
Comuna 12: Plaza Dr. Vicente S. Lima, Plaza Echeverría, Plaza Gral. J. M. Zapiola, Plaza Leandro N. Alem, Parque Saavedra y Plaza Alberdi.
Comuna 13: Plaza Balcarce, Plaza Barrancas de Belgrano, Plaza Federación de Rusia y Plaza Mafalda (4).
Comuna 14: Parque 3 de Febrero, Ecoparque, Parque Las Heras, Plaza de la Shoá, Plaza Unidad Latinoamericana y Plaza Estado Plurinacional de Bolivia
Comuna 15: Parque Los Andes y Plaza 25 de Agosto




 

 






En Palermo hay 6 calesitas de las clásicas, hay una sexta en el paseo Alcorta, en el Patio de juegos del 3 piso, en Sacoa que es un asco y no tiene nada que ver con el espiritu de las calesitas.

1 Calesita del Jardín Zoológico ubicada en Avenida del Libertador, Avenida General Sarmiento, Avenida General Las Heras y calle República de India Zoológico de Buenos Aires Palermo Año de inicio en la ubicación actual en 1943.

2 Calesita del Parque Tres de Febrero Avenida del Libertador y calle La Pampa Parque Tres de Febrero Palermo Año de inicio en la ubicación actual en 1960

3 Calesita de la Plaza Campaña del Desierto Calles Malabia, Armenia, Nicaragua y Costa Rica Plaza Campaña del Desierto Palermo Año de inicio en la ubicación actual en 2004

4 Calesita de la Plaza Unión Latinoamericana Calles Francisco Acuña de Figueroa, Medrano, El Salvador y Costa Rica Plaza Unión Latinoamericana Palermo Año de inicio en la ubicación actual en 1979

5 La Calesita de Pedrito en el Parque Las Heras en Juncal y Coronel Diaz

6 La calesita de Plaza Bolivia Av. del Libertador y Olleros.

La palabra Carrusel tiene sus orígenes en el idioma italiano Garosello, y en español Carosela que significa «Primera batalla».

Así se llamaba un ejercicio de entrenamiento para combate que practicaban los turcos y los árabes allá por el año 1100, y que reforzaba la preparación de los jinetes para la batalla al atacar con espadas de madera a muñecos que representaban al enemigo.

Consistía en caballos de madera suspendidos de vigas que eran soportadas por una columna central. El entranamiento de los jinetes se centraba en apuntar con lanzas, tratando de ensartar anillos ubicados alrededor del carrusel (sortija).

La idea es llevada a los reyes y señores de Europa por los cruzados y se construyeron y mantuvieron en secreto dentro de los castillos para entrenar dichos jinetes. Con el paso de los años se instalan pequeños carruseles en jardines privados de la realeza, con un objetivo muy diferente: el entretenimiento!.

Es así que se construye un Carrusel más grande, y se lo coloca en una plaza de París, Francia, para invitar al público a la diversión. A partir de ese momento fueron fabricándose más y más en distintas partes de toda Europa.


Las primeras calesitas no tenían plataforma, sino que se colgaban directamente los muñecos de postes o cadenas, los cuales se inclinaban hacia afuera al girar, simulando volar, y eran movidas por animales que caminaban en círrculo, o personas que tiraban de una cuerda o manubrio.

A mediados del siglo XIX se desarrolló la Calesita de plataforma, para reducir el riesgo de los niños, y se empezaron a construir con propulsión a vapor. Durante la Revolución Industrial se instalaron los caballos que suben y bajan. Pronto aparecieron los motores eléctricos y las luces…y así las Calesitas adoptaron su caracterísitco estilo.

Todos los años, el 4 de noviembre se celebra el día del Calesitero en honor a «Don Luis», quien tenía una calesita del año 1920.

Después de dar vueltas en diversos puntos de la ciudad, continuó funcionando desde el año 1963 en el patio de su propia casa, en la esquina de Ramón Falcón y Miralla del barrio de Villa Luro.

Calesita de la Plaza Campaña del Desierto

La calesita pasó de Turquía a Europa a comienzos del siglo XVII, conocida con el nombre de sarianguik, consistía en un gran plato de madera con caballos de igual material que giraban sobre su eje. Enseguida se transformó en favorita de la realeza y de los niños. Las calesitas fueron uno de los elementos de mayor atracción en las kermesses populares de los siglos XVIII y XIX. En Francia se la conocía como carrousell, en Italia como giostra, en Gran Bretaña como merry – ground y en España como tío – vivo. Aquí, «La calesita», es también un tango, con letra de Cátulo Castillo y música de Mariano Mores.

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En un diccionario de lengua española de 1734 se define este juego como:

Fiesta de a caballo, que se ejecuta poniendo una sortija de hierro de tamaño de un ochavo segobiano, la cual esta encajada en otro hierro, de donde se puede sacar con facilidad, y este pende de una cuerda o palo a tres o cuatro varas alto del suelo: y los Caballeros o personas que la corren, tomando la debida distancia, a carrera, se encaminan a ella, y el que con la lanza se la lleva, encajandola en la sortija, se lleva la gloria del mas diestro y afortunado.

Si bien su origen concreto es desconocido, se tienen noticias del mismo desde el medievo europeo, en el llamado torneo medieval, donde se celebraban todo tipo de juegos, justas y ejercicios ecuestres.

El juego es también popular en la zona norte de África.

 

ARGENTINA

Torneo

Durante la Edad Media había un tipo de torneo medieval en el que los caballeros se retaban a caballo a insertar un anillo en la punta de su lanza. Esto aún se mantiene en algunos sitios como Argentina, donde la corrida de sortija es un juego gaucho tradicional de habilidad que data del siglo XVII y que consiste en que un jinete debe, en su caballo, a todo galope, embocar con un palo una argolla que se encuentra a una altura entre 2,5 y 3 m. Se acostumbra que el gaucho que tome la sortija, se la dé a la mujer de su preferencia.

La ubicación de la sortija, la distancia de partida y la forma de recogerla puede variar según la región donde se practique o los medios disponibles.

En la ciudad de Buenos Aires es posible observar el espectáculo los fines de semana en el barrio de Mataderos durante el desarrollo de la tradicional feria homónima.

En un arco de 2 a 3 metros de altura cuelga una sortija o argolla: el jinete debe embocar un palillo o puntero, que lleva en su mano, dentro de la sortija arrancando su carrera desde una distancia de aproximadamente 100 metros, parándose sobre los estribos y con el brazo en alto. En ocasiones se acostumbra que el gaucho que tome la sortija se la dé a la mujer de su preferencia.

A veces los competidores se dividen en dos grupos en línea y a la señal parten de a uno alternativamente desde uno y otro grupo. El público observa a ambos lados de los corredores.

Thomas J. Hutchinson, médico y geógrafo que se hizo cargo del consulado británico en la ciudad de Rosario entre 1861 y 1868, describió el juego del siguiente modo:

La sortija es en la actualidad el deporte más frecuente del gaucho, y se ve en carnaval y otros días festivos. Se juega como sigue: en la plaza principal de la capital, y a eso de las cinco de la tarde, se verán plantados en el centro de la calle más importante, o en la Plaza Mayor, dos postes verticales de madera, de poco más o menos diez pies de altura, cruzados por una viga.

En el medio de esta viga atravesada, y por debajo, está suspendida flojamente una pequeña sortija, no más grande que un anillo de boda. Un gaucho, galopando rápidamente por debajo de ella, debe llevarse la sortija en un trozo de ramita, tan gruesa como un lápiz común o una lapicera. Fracasan muchas veces porgue no basta hacerla saltar sin retenerla en el palito. Pero, por supuesto, se logran muchos triunfos, y cada uno es aclamado por un «¡Viva!» «¡Viva!».

En Europa
Actualmente se conserva esta tradición en la Fiesta de Sant Joan de Ciudadela (España) que se celebra desde la conquista de la isla de Menorca por la Corona de Aragón en el siglo XIII, así como en la ciudad sarda de Oristán durante sus carnavales. Ambas ciudades se encuentran hermanadas desde 1991 por compartir este ancestral juego ecuestre.

Calesitas

Carrusel, caballitos, calesita o tiovivo son nombres para hacer referencia a un medio de diversión consistente en una plataforma rotatoria con asientos para los niños. Con frecuencia los «asientos» tienen forma de caballo de madera, desplazados mecánicamente hacia arriba y hacia abajo para simular el galope. Normalmente, la música se repite mientras el carrusel da vueltas.
La sortija es un anillo liso. Siempre ha tenido carácter simbólico por el hecho de no tener principio ni fin.

Aunque los carruseles modernos están fundamentalmente compuestos de caballos, los carruseles de periodos anteriores a menudo incluían diversas variedades de animales, como perros, caballos, conejos, cerdos y ciervos, por nombrar algunos.

Las calesitas tienen una larga historia, que se remonta al siglo XVI. Los primeros carruseles eran simples plataformas giratorias con asientos para los pasajeros, que eran accionadas por animales o por personas. En el siglo XVII, los carruseles comenzaron a incorporar elementos de la cultura popular, como animales y figuras de cuentos de hadas. En el siglo XVIII, los carruseles comenzaron a ser accionados por motores mecánicos, lo que les permitió ser más grandes y complejos.

Las calesitas se popularizaron en Europa y Estados Unidos en el siglo XIX. En el siglo XX, las calesitas comenzaron a incorporar elementos de la cultura popular moderna, como personajes de películas y dibujos animados. Hoy en día, las calesitas son una atracción popular en las ferias, parques de atracciones y zoológicos de todo el mundo.

Las calesitas son una forma divertida y emocionante de dar un paseo. También son una forma de aprender sobre la cultura popular y la historia.

La sortija en las calesitas es una tradición que se remonta al siglo XIX. En aquella época, las calesitas eran accionadas por animales o por personas, y los pasajeros tenían que pagar una moneda para poder montar. La sortija era una forma de garantizar que los pasajeros pagaran su entrada, ya que debían devolver la sortija al operador de la calesita antes de bajar.

La tradición de la sortija se mantuvo en el siglo XX, cuando las calesitas comenzaron a ser accionadas por motores mecánicos. Sin embargo, la función de la sortija cambió. En lugar de garantizar que los pasajeros pagaran su entrada, la sortija se convirtió en una forma de obtener premios. Los pasajeros podían ganar premios como peluches, juguetes o caramelos si lograban atrapar la sortija con los dientes.

Hoy en día, la tradición de la sortija sigue viva en muchas calesitas de todo el mundo. Es una forma divertida y emocionante de ganar premios, y es también una forma de aprender sobre la historia de las calesitas.

Aquí hay algunos consejos para atrapar la sortija en una calesita:

Mira la sortija cuando la calesita esté en su punto más alto. Esto te dará más tiempo para reaccionar.
Abre la boca y mueve la cabeza hacia la sortija. Trata de atraparla con los dientes.
No te desanimes si no atrapas la sortija a la primera. Sigue intentando y seguro que algún día lo conseguirás.

Ramón Falcón y Miralla, barrio de Liniers.⁣
La pera y la sortija, los caballitos que suben y bajan, las vueltas y vueltas que nunca sacian nuestras ganas de más, el perfume de las manzanas acarameladas que condecoran el clima ideal, son sólo algunos recuerdos que se nos hacen presentes cuando pensamos en la calesita de nuestra infancia.⁣

Hoy refrescamos nuestra memoria con la historia de Don Luis, hijo de calesitero, dueño de una de las calesitas más antiguas de la Ciudad de Buenos Aires, con animales y autitos que datan de 1920. Actualmente su calesita sigue girando, una pared de un metro y medio la separa de la calle desde donde se la ve cubierta por una lona verde, en la esquina de Ramón Falcón y Miralla, barrio de Liniers.⁣

Le regaló un carrusel a cada uno de sus hijos cuando terminaron la escuela y cumplió su sueño de formar una familia de calesiteros

Entre calesitas y carruseles, en la Ciudad de Buenos Aires hay 56. Cuatro de ellas pertenecen a la familia de Miguel Ángel Vignatti.  El hombre cuenta las dificultades del oficio y explica por qué decidió que las atracciones sean su legado. «Son más de 35 años instalado en el barrio, en los que pasaron distintas generaciones. Hoy me encuentro con hombres grandes, mayores, que se criaron conmigo y ahora traen a sus nietos. Y eso a mí me hacen sentir como parte de la familia de Mataderos», comienza el diálogo

Jardín Japonés de Buenos Aires.
Las Cañitas. Barrio de Palermo.