Reloj solar de Tokutaro en Planetario Galileo Galilei de Buenos Aires en palermo, ideal para hacer turismo urbano.
El reloj de sol o reloj solar es un instrumento usado desde tiempos muy remotos con el fin de medir el paso de las horas, minutos y segundos (tiempo). En castellano se le denomina también cuadrante solar. Emplea la sombra arrojada por un gnomon o estilo sobre una superficie con una escala para indicar la posición del Sol en el movimiento diurno. Según la disposición del gnomon y la forma de la escala se pueden medir diferentes tipos de tiempo, siendo el más habitual el tiempo solar aparente.
En la entrada del Planetario de Buenos Aires hay un reloj de sol donado por el gobierno de Japón en 1970 y diseñado por el maestro Tokutaro Yabashi. El reloj en cuestión ha sufrido múltiples destrozos estos últimos años. Y se lo vuelve a restaurar. y lo vuelven a destruir. Hoy luce enrejado, ausente y carente del protagonismo que merece. Este reloj de sol es de un enorme valor histórico ya que el propio Yabashi se encargó de construirlo.
La misma historia que un reloj gemelo al del Planetario, también donado por la Embajada de Japón y que está en Mar del Plata: continuos actos vandálicos cada tanto lo reducen a ruinas.
El reloj solar fue donado por la Embajada de Japón en Buenos Aires al Planetario Municipal sito en el Parque 3 de Febrero en enero de 1970. Se trata de una replica de un modelo inventado por el profesor Tokutaro Yabashi, un eximio estudioso y realizador de relojes solares protegidos por patentes estadounidenses. También el pedestal está construido según forma geométrica preestablecida. Su ubicación geográfica según el sistema de referencia WGS84 es Lat. 37º 59′ 54″,5 Sur Long. 57º 32′ 54″,1 Oeste con su cara plana orientada con el meridiano del reloj, o sea hacia el norte geográfico o verdadero.
Las partes que conformar el reloj solar se resumen en una placa de lectura del tiempo u horas, del lado derecho las antemeridianas y del lado izquierdo las postmeridianas. Una marquesina de acero inoxidable inclinada según la elevación del polo sur, o sea en la dirección del eje terrestre apuntando hacia el polo sur, cuyo ángulo representa la latitud de lugar, en nuestro caso 38º S -. La arista derecha de la marquesina es la que proyecta la sobra sobre las horas antemeridianas, la arista izquierda nos indica las postmeridianas.
En el caso del pasaje del sol por el meridiano del punto de emplazamiento del reloj, las sombras de la arista derecha e izquierda nos marcan la misma hora al comienzo de arco de las horas derecho y izquierdo. Un intervalo de arco entre las dos indicaciones permiten tal lectura. La placa base está fijada a otra de base, en chapa de hierro, con dos tornillos de cabeza circular (una especie de seguridad) que permiten aflojarla para girarla guiada por una ranura. Esto permite alinear la marca correspondiente a la ecuación del tiempo con la longitud de 60º W marcada en un índice más abajo que evidencia los valores de la ecuación. Esta corrección, que en teoría debiera hacerse diariamente, en la practica a cada 10 o 15 días, responde a ‘transformar’ la lectura del tiempo verdadero u hora verdadera local en la media y aproximada a nuestro común reloj. Volveré sobre este tema…
El reloj está configurado para que marque la hora del huso -4 u huso 4 al oeste de Greenwich. Pero no espere que en este momento el reloj les marque una buena hora… La corrección de la ecuación del tiempo está desfasada con la fecha, olvidada, congelada.
El reloj solar de Tokutaro Yabashi
En la plaza San Martín de Mar del Plata, frente justo a la Catedral de los Santos Pedro y Cecilia, en un rincón a la derecha del calendario, se erige una ‘lápida’ con un reloj solar. Podría ser muy llamativo, pero no lo es. Los admiradores de la fecha, los miles de fotógrafos, casi nunca tuercen su cuello hacía él. Pero este domingo había un grupito de astrónomos aficionados de la ciudad de Esquel delante de él, entusiasmados por el descubrimiento del reloj y la interpretación que se les daban a los misteriosos números y términos de la placa. Un hombre menudo y de anteojos daba su justo veredicto sobre la errónea indicación de la hora, marcada por la sombra de un inclinado techito de acero, y de la imposibilidad de hacer la debida corrección, aflojando los tornillos y girando la placa base. Una señora aprendiz de la materia quería se manifestaran al turistas las bases astronómicas del reloj. ¡Sería demasiado para los infortunados turistas! Pero no estaría mal si el reloj marcara una hora más o menos exacta en el momento de la consulta… Y de aquí deduzco que tendríamos que hacer intervenir la indiferente burocracia de nuestro municipio… Aunque estoy seguro que no le costaría nada; siempre se encontraría un voluntario que a cada quince días hiciera la corrección de la variante ‘ecuación del tiempo’ sumada a una pequeña explicación sobre la actual doble hora de verano adoptada durante el invierno.
Me atrevo otra vez, como en el caso del Faro de Punta Mogotes de este sitio, dar una descripción básica del reloj, términos y construcción. El profesor Tokutaro se pondría contento si se entendiera y consultara lo que con mucho orgullo quiso ofrecer a la ciudad.
En un principio el reloj fue donado por la Embajada de Japón en Buenos Aires al Planetario Municipal sito en el Parque 3 de Febrero en enero de 1970. El de Mar del Plata según consta fue donado el 2 de marzo del 1970. Pienso que son replicas de un mismo modelo inventado por el profesor Tokutaro, un eximio estudioso y realizador de relojes solares protegidos por patentes estadounidenses. También el pedestal está construido según forma geométrica preestablecida. Su ubicación geográfica según el sistema de referencia WGS84 es Lat. 37º 59′ 54″,5 Sur Long. 57º 32′ 54″,1 Oeste con su cara plana orientada con el meridiano del reloj, o sea hacia el norte geográfico o verdadero.
Las partes que conformar el reloj solar se resumen en una placa de lectura del tiempo u horas, del lado derecho las antemeridianas y del lado izquierdo las postmeridianas. Una marquesina de acero inoxidable inclinada según la elevación del polo sur, o sea en la dirección del eje terrestre apuntando hacia el polo sur, cuyo ángulo representa la latitud de lugar, en nuestro caso 38º S -. La arista derecha de la marquesina es la que proyecta la sobra sobre las horas antemeridianas, la arista izquierda nos indica las postmeridianas. En el caso del pasaje del sol por el meridiano del punto de emplazamiento del reloj, las sombras de la arista derecha e izquierda nos marcan la misma hora al comienzo de arco de las horas derecho y izquierdo. Un intervalo de arco entre las dos indicaciones permiten tal lectura. La placa base está fijada a otra de base, en chapa de hierro, con dos tornillos de cabeza circular (una especie de seguridad) que permiten aflojarla para girarla guiada por una ranura, Esto permite alinear la marca correspondiente a la ecuación del tiempo con la longitud de 60º W marcada en un índice más abajo que evidencia los valores de la ecuación. Esta corrección, que en teoría debiera hacerse diariamente, en la practica a cada 10 o 15 días, responde a ‘transformar’ la lectura del tiempo verdadero u hora verdadera local en la media y aproximada a nuestro común reloj. Volveré sobre este tema…
El reloj está configurado para que marque la hora del huso -4 u huso 4 al oeste de Greenwich. Pero no espere que en este momento el reloj les marque una buena hora… La corrección de la ecuación del tiempo está desfasada con la fecha, olvidada, congelada. Nadie, creo, nunca se molestó en lo más mínimo en hacer ‘funcionar’ el reloj del profesor Tokutaro. Me ofrecería yo, ad honorem por supuesto, si me aceptaran…
En el caso que eso ocurriera simplemente habría que sumarle una hora a la indicada para que coincidiera con la hora oficial de verano adoptada todo el año en Argentina.
El tiempo solar, el tiempo medio, la ecuación del tiempo, el tiempo civil, la hora de verano.
Lo que voy a tratar no es una lección de astronomía, es simplemente una explicación de un cocinero para que gente común pueda entender y leer el reloj solar emplazado en nuestra plaza San Martín de Mar del Plata y otros diseminados en todo el mundo, a veces en importantes plazas como monumentos a la medición de la hora, caso de Japón donde el sol tiene un relieve solemne.
A causa del recorrido irregular del sol sobre la eclíptica debido a su excentricidad y por lo tanto velocidad (Leyes de Kepler) se ha creado un sol ficticio que recorre el ecuador celeste con movimiento uniforme completándolo en 365,2422 días (año trópico o pasaje consecutivo al punto vernal γ). Es decir, es como haría el sol si su orbita fuera circular y coincidiría con el plano del ecuador celeste, no inclinada (si así fuera no habría punto vernal, ni estaciones). Entonces si consideramos en un cierto momento la posición del sol medio sobre el ecuador y la proyección sobre el mismo ecuador del otro que recorre la eclíptica , habrá una diferencia, en más o en menos, llamada ecuación del tiempo. Es un valor de corrección para aplica al tiempo del sol verdadero y conocer el tiempo medio del sol en el mismo instante. Generalmente los datos se refieren al meridiano de Greenwich o Primer Meridiano, este tiempo se corrige luego según la longitud del lugar de observación o a la cual queremos referirnos. Pero esto no sería igual para todos los observadores, teniendo a cada uno distintas coordenadas. Y eso se soluciona ‘encerrando’ a todos los observadores en un mismo huso o en varios con referencia a uno, corrigiendo el tiempo medio local con la diferencia en tiempo que tiene con el meridiano central del huso adaptado. Es el tiempo civil que marca su bonito reloj digital…o el maldito despertador.
Para complicarla un poquito más, en una gran mayoría de países se adopta durante los meses de verano (generalmente una semana después del 23 de marzo al 31 de octubre en el hemisferio norte y viceversa en el sur) la hora de verano. En Argentina se aplicó hace varios años, quedando también en invierno.
Cuestiones económicas principalmente, políticas o forzadas por la resistencia al cambio de los ciudadanos hacen que a un pobre mendocino el mediodía verdadero es decir el momento en el que el sol le pasa por el meridiano de cada uno de ellos esté bastante desfasado con la hora del mediodía.
Volviendo a la ecuación del tiempo y al movimientos del sol sobre la eclíptica inclinada de un ángulo de 23º 27′ con el plano del ecuador y si todos los días a la misma hora de nuestro tiempo civil marcamos la dirección del sol sobre el cielo o la sombra de la punta de una estaca sobre el plano de suelo, tendríamos un arco en el cielo o una segmento en tierra igual a la variable declinación del sol; el arco medirá 46º 54′ es decir 23º 27′ hacia el norte y el mismo valor hacia el sur. Pero por la ecuación del tiempo aplicada a nuestro reloj los puntos no estás alineados ni sobre un arco de meridiano ni sobre un segmento sobre un plano.. se desplazan a la derecha o a la izquierda según el valor de la ecuación formando una curva cerrada en 8. Su dirección sobre el horizonte cambia según las horas de observación fijada: hacia el este y baja, al centro y alta, al oeste y baja. La curva, hermosa por cierto, se llama Analema, (Analemma para los anglos, nombre adoptado de una obra de Tolomeo).