Una joya arquitectónica del pasado, con mucha historia encima, pero completamente olvidado. Una postal de una república naciente y prometedora, y la actual evidencia del desgaste evolutivo del que aún, como sociedad, intentamos salir.
2999, Av. Dorrego 2901, C1425 GAG, Buenos Aires
En 1910, para la celebración del primer centenario de la Revolución de Mayo, se hicieron en Buenos Aires una serie de exposiciones internacionales de gran relevancia. Entre ellas la que tuvo lugar en el actual predio de La Rural en Palermo, dedicada a la Agricultura y a la Ganadería, que dejó como legado una serie de bellísimas construcciones que aún siguen en funcionamiento. No sucedió lo mismo con las obras de lo que fue la Exposición de Ferrocarriles y Transportes Terrestres, realizada en los terrenos donde hoy funcionan el Regimiento de Infantería 1 Patricios y el hipermercado Jumbo.
Un viejo y muy antiguo edificio, que se incluye sin dudas en esta categoría de inmuebles históricos, se halla, tal y como indica el título de la nota,completamente olvidado. Y para sumarle una pequeña cuota de misterio, está escondido, apartado de la vista del transeúnte.
Se trata de no mas ni menos que del «Pabellón de la exposición Internacional del centenario de la revolución de mayo – seccion ferrocarriles y transportes -«, o también llamado «Pabellón de fiestas, correos y Telegrafos».
Hace poco más de 100 años, el país celebraba, un 25 de mayo de 1910, el primer centenario de la Revolución que sentó las bases para las luchas de la independencia conseguida recién en 1816.
El edificio fue utilizado hasta fines de los «80 por el regimiento Patricios para hacer la revisación médica del servicio militar, pero una vez eliminada ésta quedó sin uso olvidado y a su suerte, y cando el predio que hoy ocupa el supermercado fue definitivamente adjudicado a la firma de origen trasandino “cencosud†este monumento recibió su certificado de defunción resignándolo a una muerte lenta.
Todo un despliegue fue preparado para festejar tal fecha. Incluída la exposición que duró hasta noviembre de aquel 1910, cuando Buenos Aires crecía pujante y se postulaba como una metrópolis de gran influencia en la región, e inclusive, en el mundo. Eran otras épocas.
Allí se levantaban una serie de grandes pabellones de distintos países jalonados sobre la actual avenida Intendente Bullrich por un gran portal de acceso en estilo Art Nouveau y rematando, casi en el fondo de este predio triangular, en el Pabellón de Fiestas, Correos y Telégrafos.
De estas magníficas construcciones sólo quedó en pie este último, una joya arquitectónica por la que su autor, el arquitecto italiano Virginio Colombo, del estudio Vinent, Maupas y Jauregui, se ganó merecidamente una medalla de oro. Su composición responde al eclecticismo académico y la ornamentación (cuando todavía se mantenía) reconoce influencias de la llamada Secesión Vienesa. El frente curvo, en forma de hemiciclo, tiene una suerte de galería sostenida por grandes columnas pareadas. Por encima, una gran cúpula vidriada remataba en un grupo escultórico compuesto por cuatro figuras femeninas que sostienen, en lo más alto, un globo terráqueo.
Hoy, para encontrar este fantástico pabellón, hay que subir al estacionamiento que tiene el hipermercado Jumbo en su terraza, llegar hasta el fondo y mirar hacia la izquierda. Y allí aparece esta joya que ya no luce como lo que era. Su estado actual es lamentable, casi una ruina, tal como lo viene alertando Juan C. Grassi desde su revista. El globo terráqueo y las piezas escultóricas ya no existen. Sus muros están llenos de grietas de donde emergen arbustos. Muchos de sus vidrios están rotos; revoques y cielorrasos, caídos; las columnas agujereadas revelan su estructura interior, de hierro; los pisos de madera, casi por completo ausentes, dejan ver la perfilería y los pilares de mampostería que los sostenían.
La exposición se ubicó en la zona norte (Desde Plaza San Martín hasta el enorme Parque 3 de Febrero) Un montón de pabellones se construyeron en representación de todas las áreas y rubros productivos y artísticos (Industria, bellas artes, Agricultura y ganadería, Higiene, etc.) En ese listado se incluye el pabellón que oficia de eje de la nota en cuestión.
El pabellón estuvo abierto al público entre el 17 de julio de 1910 hasta enero de 1911, fue construido por el arquitecto Pedro Vincent y los ingenieros Maupas y Jaurégui, se inspiraron en la escuela arquitectónica de «Viena» y la «secesión vanguardista».
Según el presidente de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, el arquitecto Jaime Sorín, la responsabilidad de semejante abandono es de la empresa que obtuvo la concesión del predio a mediados de la década del 90. Y entre sus obligaciones contractuales estaba mantener en buen estado esta joyita.
A partir de 2010, el llamado Pabellón del Centenario, el antiguo Pabellón de Fiestas, Correos y Telégrafos, fue declarado Monumento Histórico Nacional, pero recién ahora, según cuenta Sorín, se está trabajando en un pliego de licitación para recuperarlo. Es una inversión importante que tiene que hacer el Estado, y está dispuesto a hacerla.
El pabellón cerró sus puertas en 1911, tres años más tarde se instaló en el predio el Regimiento de Patricios y muchos recordarán el pabellón como el lugar donde se hicieron la revisación médica para el servicio militar.
Hoy esta pequeña pieza patrimonial busca un nuevo destino. Sorín dice que varias instituciones históricas, cuando se enteraron de la licitación para refaccionarlo, se mostraron interesadas en funcionar allí. Grassi, por su lado, propone crear el Museo del Centenario, un lugar donde se exhiben muestras de fotografía, numismática y elementos históricos de las seis grandes exposiciones que se hicieron en 1910. Además de la de Ferrocarriles y transporte y la de Agricultura y ganadería, las Internacionales de Higiene, de Arte, de Industria y la de Productos Españoles. Casi por casualidad, el tema dispara otra pregunta: ¿Qué hace todavía ahí, en medio de la Ciudad y vecino del Pabellón, el Regimiento de Patricios? Tal vez así, en ese contexto, la ruina del Centenario pueda volver a lucir como el Pabellón del Centenario.
El tiempo y el supuesto «progreso» fueron devastadores con las construcciones de esta exposición. La única que aún se mantiene un pie, como reflejo de un país que fue, y que ya no es, es este pabellón. Lamentablemente, se esconde detrás del Regimiento 1 de Patricios y un gran hipermercado de firma extranjera, a tan solo dos cuadras de la Avenida Libertador, y muy cerquita del cruce entre las Avenidas Santa Fe y Juan B. Justo.
El predio que tiene una superficie de 44.766, 32 m2, está zonificado con una normativa especial dada por la Ordenanza N° 50.293 del año 1996, lo que permitió la localización de un hipermercado y locales comerciales donde se emplaza el denominado «Pabellón del Centenario de Palermo». La construcción que fue galardonada con la medalla de oro de la exposición Ferroviaria y de Transportes Terrestres en las celebraciones del Centenario en 1910, se encuentra oculta detrás del sector de carga y descarga del hipermercado, privando a la Ciudad de apreciar su valor histórico, cultural y arquitectónico. Además, por la Ley N° 4.165 se catalogó al Pabellón con nivel de protección integral y fue declarado Monumento Histórico Nacional en el año 2010.