Historia: Las Tierras de San Benito de Palermo.

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BOSQUES DE PALERMO
La creación del Parque e instituto zoológico y botánico de Palermo,
que ambas cosas comprendía el plan de Sarmiento, iba a dotar asimismo
a la ciudad con los primeros jardines paisajistas igualmente ideados
aquí por él. No dejó de aprovechar la cosa para lección de civismo,
abriendo aquél paseo en la antigua posesión de Rosas, el representante
del atraso colonial, y denominándolo con la data de Caseros. Quería
que el famoso Palermo de San Benito, residencia del tirano, y por ello
temible u odiosa para tantos argentinos, redimiera su mala fama,
ofreciendo a todos el recreo gratuito de las bellas arboledas…




Cuando se aprecia ahora el cariño popular hacia este paseo, que según
la previsión de Sarmiento es «el favorito de Buenos Aires», cuesta
concebir el disfavor unánime con que la ciudad acogió su idea, las
injurias y sarcasmos que por ello le suscitó. La distancia y los malos
caminos eran los dos grandes argumentos. Nadie sino él concebía
entonces la grandeza futura de Buenos Aires; nadie apreciaba su
profundo argumento de que el Paseo transformaría los malos caminos en
vías magníficas: las actuales calles Las Heras y Santa Fe. Dirigió
personalmente los trabajos. Allá, por entre los matorrales y los
pantanos, iba a caballo con su sombrero de paja, a trabajar por la
belleza y la salud, mientras la ciudad, con significativa rebelión de
niño, lloraba su cara sucia.

LEOPOLDO LUGONES

Hemos aprovechado gran parte del material existente en nuestro Redacción de Palermonline, para presentarles el siguiente informe sobre la historia de las tierras de San Benito de Palermo.

Puede decirse, sin temor a equivocarse, que sobre la gran mayoría de los aspectos de la Ciudad de Buenos Aires, (sus espacios verdes, sus parques, sus plazas, sus obras de arte, sus calles, su vida nocturna, su quehacer cultural, político, social y económico) se ha escrito mucho y bien.

Sin embargo es poco frecuente encontrar investigaciones, en algunos de estos temas, efectuadas y escritas, en función del estudio de las disposiciones legales que fueron configurando, a lo largo del tiempo, una visión diferente de los mismos.

En el caso que nos ocupa, El Rosedal de Palermo, nos ha parecido un enfoque nuevo e interesante, que permite leer «entre líneas» en dichas normas, no sólo la historia de este espacio verde, sino los porqué de cada una de las cosas que fueron ocurriendo, para que este paseo sea hoy lo que es.

Asimismo agradecemos al personal del Departamento Monumentos y Obras de Arte (MOA) dependiente de la Dirección General de Parques y Paseos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por el excelente asesoramiento y material brindado.

Cabe aclarar que en este trabajo se mantuvo la transcripción exacta de los textos reproducidos, según las fuentes que se mencionan.

De allí, que puedan aparecer como errores de ortografía y sintaxis, algunas palabras y formas de expresión, si no se toma en cuenta la época en que dichos documentos fueron escritos.

En otros casos, cuando se trata de simples errores tipógraficos, se ha optado por una nota al pie de página y no se los ha corregido por conservar las publicaciones carácter oficial.

Esperamos que la presente publicación colabore para un mejor conocimiento y difusión del Rosedal que es, como dice al principio quien escribe «…viva esencia de un pasado colmado de sucesos trascendentes, donde no faltó la pujanza del inmigrante arraigado a nuestra tradición».

Iniciamos con una poesia del vecino de Palermo de la calle Jorge Luis o Serrano.

La Rosa

La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín en la alta noche,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.
Jorge Luis Borges

Fervor de Buenos Aires

(1923)

El Rosedal… musa inspiradora de aquellos ilustrados que pudieron
recrear con versos sus valores más auténticos…

El Rosedal es hoy el corazón del Parque Tres de Febrero, viva esencia
de un pasado colmado de sucesos trascendentes, donde no faltó la
pujanza del inmigrante arraigado a nuestra tradición.

Poco se ha publicado sobre su historia, a pesar que muchos
historiadores se han ocupado del tema. Hoy queremos reconstruirla de
una forma diferente, quizás menos lírica pero no menos importante.

Nuestra historia estará enmarcada en la transcripción de aquellos
antecedentes normativos que nos permitirán revivir el crecimiento del
paseo, que el tiempo ha embellecido con románticas narraciones que lo
convirtieron en leyenda.

He aquí la documentación aludida expuesta cronológicamente y que nos ayudará a conocer parte de esa historia.

I.I) El comienzo de una historia… sin Rosas.

Los terrenos conocidos como Bañado de Palermo, que abarcaban el hoy
Parque Tres de Febrero y pertenecían a Don Juan Manuel de Rosas,
fueron confiscados después que éste fuera derrocado por el Ejército
Grande al mando de Urquiza, en la batalla de Caseros el 3 de Febrero
de 1852.

Para formar parte de este ejército, Sarmiento es convocado desde su
exilio, otorgándosele la misión de redactar los «Boletines del
Ejército» con el grado de Teniente Coronel.

Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires –
Años 1831-1859 (Pág. 416).

Decreto Nº 1.474/852

Declarando que todas las propiedades pertenecientes á D. Juan M. Rosas
existentes en Buenos Aires son de pertenencia pública.

Buenos Aires, Febrero 16 de 1852.

Por todo, el Gobierno ha acordado y decreta:

Art. 1.º Todas las propiedades de todo género pertenecientes a D. J.
M. Rosas, existentes en el territorio de la Provincia, son de
pertenencia pública.

Lopez

Valentin Alsina

Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires – años 1831-1859 (Pág. 287-288)

Ley Nº 1.706

Declarando que todas las propiedades pertenecientes a D. Juan M.

Rosas existentes en Buenos Aires son de pertenencia pública.

Buenos Aires, Julio 29 de 1857.

El Senado y Cámara de Representantes del Estado de Buenos Aires,
reunidos en Asamblea General, han sancionado con valor y fuerza de ley
lo siguiente:

3.º Con arreglo al decreto de Febrero 16 de 1852 que declaró de
propiedad pública todos los bienes que pertenecieron al tirano Juan
Manuel Rosas existentes en el territorio del Estado, queda autorizado
el P.E. para proceder á su enagenacion en el modo y forma que por la
presente ley se determina.

4.º Se autoriza al P.E. para la venta en pública subasta de los
terrenos correspondientes á los bienes de que se hace mencion en el
anterior artículo, los que se enagenarán, prévia mensura, en lotes que
no pasarán de una legua, al precio de doscientos mil pesos legua, los
que se hallen situados á la parte interior del Río Salado; y de cien
mil pesos las que se hallen al esterior del mismo rio.

Las poblaciones que se hallen situadas en dichos terrenos serán
vendidas por su justa tasacion. En igualdad de circunstancias serán
preferidos en la venta los actuales arrendatarios ó poseedores de los
dichos terrenos.

5.º Las fincas urbanas del mismo oríjen, incluso Palermo y sus
adyacencias que se hallen dentro de los límites del municipio de la
ciudad de Buenos Aires, serán desde hoy consideradas como bienes
municipales, haciéndosele formal entrega de ellos.

6.º El producto de la venta de los terrenos á que se refiere el
artículo 4º se depositará en el Banco á disposicion de la Legislatura.

7.º Comuníquese al P.E.

Dios guarde á V.E. muchos años.

Felipe Llavallol

Mariano Varela,

Secretario

Julio 29 de 1857

Cúmplase, acúsese recibo, comuníquese á quienes corresponde y publíquese.

(Rúbrica de S.E.)

Barros Pazos

«Rosas en 1847
…Cuando me presenté de visita en su residencia, encontré reunidas,
bajos las galerías y en los jardines, a muchas personas de ambos sexos
que esperaban despachar sus asuntos. Para todo aquel que deseaba
llegar hasta el general Rosas en carácter extraoficial, la hija del
Dictador, doña Manuelita, era el intermediario obligado. Los asuntos
personales de importancia, como confiscaciones de bienes, destierros y
hasta condenas de muerte, se ponían en sus manos como postrer
esperanza de los caídos en desgracia. Por su excelente disposición y
su influencia benigna, doña Manuelita era para con su padre lo que la
emperatriz Josefina fué para Napoleón.
La hija de Rosas, que posee grandes atractivos, dispone de muchos
recursos para cautivar a sus visitantes y ganar su confianza.

En una de mis visitas a la casa, como su padre se encontrara ocupado,
montó enseguida a caballo, y juntos nos echamos a galopar a través del
bosque.»

Como recuerdo del paso de Don Juan Manuel de Rosas por el lugar, y no
existiendo ya lo que fuera su residencia en el área central de la
quinta, donde hoy se cruzan las avenidas Sarmiento y del Libertador,
sólo había quedado un árbol, que según recrea la leyenda era llamado
en esos tiempos «el Aromo de Manuelita» o «el Aromo del Perdón», a
cuya sombra Manuelita Rosas solía requerir de su padre mayor
indulgencia para algunos de sus adversarios en desgracia. El sitio
donde se hallaba el retoño nacido de ese árbol fue preservado como
lugar histórico, y en el año 1974 se dispuso, por medio de una
resolución, que se efectuaran mejoras en su entorno, a los efectos de
que el mismo quedara debidamente señalizado. En la actualidad sólo ha
quedado en el lugar la alberca que lo enmarcaba, ya que ese aromo,
lamentablemente, desapareció con el paso del tiempo.

A continuación de los textos se pueden ver las fotografías respectivas
que muestran, en primer lugar, el retoño protegido por la alberca y
luego la misma, como se ve en la actualidad, completamente vacía.

Sala de Representantes -Versión Taquigráfica – 1974 – (Págs. 3724/3725)

Resolución Nº 29.670 19/9/1974

Artículo 1º – El Departamento Ejecutivo adoptará en forma inmediata
las medidas necesarias tendientes a preservar el Aromo conocido por la
tradición como Aromo de Manuelita, ubicado en los Jardines de Palermo.

Art. 2º – Asimismo se procederá por intermedio de los organismos
técnicos respectivos (Dirección de Paseos y Dirección General de
Mantenimiento) a la remodelación del entorno al retoño nacido del
árbol que fuera conocido popularmente con el nombre «Aromo de
Manuelita».

Art. 3º – En el orden señalado precedentemente se procederá a la
construcción de una base de material, en la forma de estilo, para
colocar una placa que rememore el hecho histórico.

Art. 4º – Separadamente de la gestión que le corresponderá al
Departamento Ejecutivo, esta Honorable Sala de Representantes
instrumentará mediante la respectiva Ordenanza la materialización con
cargo al presupuesto de esta Corporación la construcción y colocación
mediante acto público de una placa alusiva.

Art. 5º – El texto de la placa será el siguiente:

«AROMO DE MANUELITA »
«LUGAR HISTORICO TESTIMONIO DE UNA DE LAS EPOCAS MÁS IMPORTANTES DE LA
VIDA NACIONAL »

Art. 6º Comuníquese, etc.

Volviendo a los orígenes, es Roberto Boracchia quien en su libro
«Palermo» o «San Benito de Palermo» reconstruye, a través de un
exhaustivo estudio de documentos, las versiones sobre la procedencia
del nombre dado a estas tierras.
«Con el fin de dilucidar la procedencia del nombre de Palermo, haremos
una síntesis de documentos y de libros que al tema se refieren. Es
posible, casi seguro, que se encuentren en otros lugares citas sobre
este tema, pero la raíz primera del nombre aplicado al lugar
geográfico que nos ocupa puede hallarse en las que mencionaremos.

En «El Buenos Aires de antaño», dice Luis Cánepa (página 2O4 y
siguientes) que este paseo fue antiguamente «un lugar inculto y
abandonado. Don Juan Manuel de Rosas adquirió esos terrenos en 1836
para levantar su residencia veraniega, comenzando inmediatamente la
construcción, la que fue terminada a mediados de 1838, poco antes de
fallecer su esposa. El nombre de Palermo se lo dio el tirano. Por
haber existido cerca de allí, en dirección a Belgrano, una capilla
bajo la advocación de San Benito de Palermo, santo negro, se le
ocurrió bautizar su propiedad con el nombre de Palermo de San Benito y
así encabezaba los documentos y correspondencia que en ella firmaba».

Y continúa diciendo el autor, con el fin de afirmar la paternidad del
nombre a esa versión: «Aparte de otras versiones que consideramos sin
fundamento, existe una que merece ser tenida en cuenta, pues ella
atribuye el origen del nombre a un pescador que por allí vivió,
apellidado Palermo, nombre que en una escritura de 1694 se adjudicaba;
bien pudiera ser que el tirano, por uno de sus tantos caprichos, haya
asociado la denominación existente a la de la mencionada capilla.»

Por nuestra parte, frente a la interpretación que atribuye el nombre
exclusivamente a la Capilla de San Benito de Palermo, aportamos la
siguiente documentación:

a) Con dos siglos de anterioridad a 1829, año que en un escrito
aclaración menciona el señor Horacio Porro Cueli con relación al
oratorio en que se veneraban las imágenes de San Benito de Palermo, la
nomenclatura colonial ya asignaba a la zona el nombre de Palermo. En
la relación de Pedro Esteban Dávila, remitida a España en 1635, en su
carácter de Gobernador (Archivo General de Indias, de Sevilla;
Escribanía de Cámara, Leg. 903 Pza. 29-13-0), al describir la zona
ribereña urbana se refiere al lugar «lo que llaman de Palermo »

b) Asimismo, la hipótesis sostenida por el historiador Ricardo M.
Llanes, basada en tradición oral, refiérese a la pequeña capilla sin
posible determinación que pueda ubicar en el tiempo, con antelación al
documento antecedente del punto a).

c) Rómulo Zabala y Enrique de Gandía, en la «Historia de la Ciudad de
Buenos Aires» se refieren a Juan Domínguez Palermo, para afirmar «cuya
chacra dio origen al nombre del actual parque de Palermo».

d) Juan Domínguez Palermo, como es sabido, figura en la lista de armas
del 8 de octubre de 1602, cuando dice «hecha la lista pareció Juan
Domínguez Palermo, a caballo, con todas armas». Es el mismo Palermo a
quien se nombra Regidor el lº de enero de 16O5.

(Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires). Y el mismo que
figura en la nómina de «Quartos Pobladores», 1º de junio de 1615.
(Acuerdos, Tomo III, libro III, Ed. 19O8 ) .

Si bien, como se ve, el nombre de Palermo proviene de tres siglos y
medio atrás en el tiempo, con especial mención en dichas antiguas
crónicas y acuerdos referidas a un personaje así apellidado, el nombre
de nuestro barrio se afirma desde cuando Rosas lo aplica a su
residencia que se sentó en el centro mismo de la zona poco poblada a
la sazón pero que desde entonces comenzó a crecer.»

Este paseo, por su belleza, extensión y diseño, fue motivo de
admiración y de comentarios tanto de nativos como de extranjeros.
Forestier dijo cuando nos visitara, en el informe que más adelante se
tratará con detalle:

PALERMO
El gran Parque de Palermo es incuestionablemente una de las maravillas
de Buenos Aires.
Se llega hasta él por la Avenida Alvear, que es ya bastante amplia y
hermosa como está, pero que sin duda lo sería más aún, si se la
ensanchara con dos veredones o contra-calles que dieran cabida cada
uno a tres hileras de árboles, sino más.

Esa avenida va a desembocar en la plazoleta en que se levanta el
Monumento a los Españoles.

Valdría la pena de que también la referida plazoleta fuera agrandada
en las mismas proporciones, lo que se conseguiría simplificando una
parte de los jardines colindantes, sobre todo aquella en que se formó
en el césped una hondonada que difícilmente se justifica en ese sitio.

En la década de 1870, según escribe Jorge Ramos, las residencias
comenzaban a emplazarse hacia el norte. El Presidente Sarmiento
presentó un proyecto de conservación y rehabilitación de la reserva
que es hoy el Parque Tres de Febrero, proyecto éste que fuera
resistido por el antifederalismo, y que se hace efectivo por ley del
25 de junio de 1874.
Registro Nacional de la República Argentina -Año 1874- (Págs. 398 – 399)

Ley mandando ejecutar una de las secciones indicadas en el Plano del
Parque «Tres de Febrero

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina, reunidos en
Congreso etc., sancionan con fuerza de

Ley:

Art. 1º El Poder Ejecutivo Nacional, recabando el asentimiento y
cooperación de las autoridades provinciales, procederá á ejecutar una
de las secciones indicadas en el Plano del Parque Tres de Febrero,
bajo la Dirección del Departamento Agronómico y una comisión de
profesores y alumnos de la Escuela Militar.

Art. 5º El Parque Tres de Febrero, contendrá á mas de las plantas y
árboles exóticos, de ornato ó utilidad, ejemplares de la parte de
nuestra flora, que sea por su rareza, aplicación á la industria ó
belleza, digna de estudios propagacion y cultivo.

La fauna argentina será igualmente representada por las especies
útiles ó peculiares al país, á mas de los animales de otros paises que
se procurará adquirir para propender á su aclimatacion.

Art. 6º Como ornato escultural, los profesores de Geologia, y
Paleontologia suministrará los modelos de las grandes especies
extintas, peculiares á la República Argentina, á fin de que
reproducidos del tamaño natural, sirvan de leccion y ornato.

Art. 7º Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Dada en la Sala de Sesiones del congreso de la Nación Argentina, en
Buenos Aires, á veinte y cinco de Junio de mil ochocientos setenta y
cuatro.

Adolfo Alsina Luis Saenz Peña

Cárlos M. Saravia Bernardo Solveyra

Secretario del Senado Secretario de la C. de DD.

Departamento del Interior

Buenos Aires, Junio 27 de 1874

Cúmplase, comuníquese, publíquese y dése al Registro Nacional.

Sarmiento

Uladislao Frias

Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires – Años 1871-1876 (Pág. 465).

Decreto Nº 2.617/974.

El terreno denominado de Palermo con todas sus existencias, se destina
al establecimiento del «Parque Tres de Febrero».

Buenos Aires, Julio 13 de 1874.

Al Poder Ejecutivo.

La Cámara que tengo el honor de presidir, en sesion de 11 del
corriente, a tenido á bien sancionar definitivamente la Ley que á
continuacion trascribo á V.E.

«El Senado y Cámara de Diputados etc.

Art. 1.º Destínase el terreno denominado de Palermo, con todas las
existencias que le pertenecen, al establecimiento del «Parque Tres de
Febrero» de que habla la Ley Nacional de 27 de Junio último.

2.º Dicho terreno será puesto a disposición del Gobierno Nacional, a
los efectos de la Ley citada, y a medida que él fuere necesario para
la ejecución de las obras a que ésta se refiere.

3.º Oportunamente se someterá a la aprobación de la Legislatura el
plan definitivo de la organización, atribuciones y jurisdicción de una
Comisión que se encargará de dicho Parque, cuando sea entregado a las
autoridades de la Provincia, conforme la Ley Nacional.

ALVARO BARROS

Ramón de Udaeta,

Secretario

El Portal del Barrio de Palermo

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