Columna Persa, Plaza República Islámica de Irán.

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Columna Persa

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Es la réplica de una de las columnas que funcionaban de soporte del antiguo Palacio de Ciro II, el Grande, Rey de Persia en la mítica ciudad de Persépolis, hacia el año 550 a.C. El palacio fue levantado entre los siglos VI y V a.C. por Dario II, rey de la misma dinastía. Es un símbolo de amistad, donada por el entonces Sha de Persia cuando en 1965 visitó la Argentina.

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Hermosa Columna Persa, Plaza República Islámica de Irán.

La plaza República Islámica de Irán, en la avenida Figueroa Alcorta, entre las avenidas Sarmiento y Casares. Recién en diciembre de 1978 la Dirección de Paseos de la entonces Municipalidad de Buenos Aires le entregó a la empresa constructora los seis contenedores que tenían las piezas para su armado. Cuentan que para armarla se hicieron unos moldes de la columna cónica, divididos en varios segmentos. Después, fueron rellenados con una mezcla hecha con cemento y piedra molida proveniente de Persépolis, donde están las ruinas de ese palacio, destruido en el año 330 a.C. cuando Alejandro Magno saqueó aquella ciudad.

Columna Persa, Plaza República Islámica de Irán.

El remate de la columna también resulta impactante. Allí se ven las grandes cabezas de dos bueyes, símbolo de la fuerza. Los especialistas afirman que en el palacio original (construido entre los siglos VI y V a.C.), y sobre el lomo de esos bueyes, que miran uno hacia cada lado, se apoyaban las vigas realizadas con madera de ébano o cedro, que sostenían el techo de lo que se conocía como la Apadama (Sala de Audiencias). Es que Persépolis era la capital del imperio aqueménida y ese lujoso palacio era una especie de sede gubernamental y símbolo de aquellos emperadores. El final de esa dinastía llegaría en el 330 a.C. cuando Darío III fue vencido por el guerrero macedonio Alejandro Magno.

Columna Persa, Plaza República Islámica de Irán.

A unos metros, también en la plaza, hay otra obra que aporta historia. Se trata de la imagen de un León Persa, realizada con cerámicos babilonios. Su autor es el artista ítalo-argentino Blas Salvador Gurrieri. Egresado en 1949 del Instituto de Arte Estatal Comiso de Sicilia, en su Italia natal, al año siguiente Gurrieri se radicó en la Argentina y sus trabajos se destacan tanto en el país como en el mundo.

Palermo, el barrio más grande de la Ciudad está marcada por las olas inmigrantes de todo el mundo de principios de siglo 19, Argentina es donde se puede vivir en paz y progresar.

El incendio de la capital persa, Persépolis, fue ordenado por Alejandro Magno tras la conquista de la ciudad, que había sido el glorioso símbolo de la dinastía aqueménida. Se quiso mostrar el poder y determinación del conquistador ante el mundo. Después de la resonante victoria en la llanura de Gaugamela en octubre del año 331 a.C., el camino a las grandes capitales del Imperio persa quedó abierto para Alejandro Magno. Las capitales de Babilonia y Susa fueron entregadas sin apenas oponer resistencia. Sin embargo, Persépolis, emblemática ciudad del reino persa, ofreció una excepción a la regla. La resistencia en el acceso a Persépolis fue obstaculizada por un importante contingente militar persa en las Puertas de Susa. Tras un primer ataque macedonio fallido, las fuerzas de Alejandro finalmente derrotaron a los persas y avanzaron hacia Persépolis. La entrada de Alejandro en Persépolis en enero de 330 a.C. marcó el comienzo de un saqueo indiscriminado perpetrado por sus soldados, en contraste con la conquista relativamente pacífica de otras ciudades persas. Esta decisión ha sido interpretada como una reacción impulsiva ante la resistencia encontrada y la necesidad de compensar a sus tropas por la ausencia de botín en Babilonia y Susa. Alejandro trasladó las riquezas de Persépolis a Susa, mostrando así su intención de favorecer a esta última como centro de sus dominios orientales. Después de permanecer en la ciudad durante varios meses, Alejandro incendió los palacios reales antes de partir en busca del rey persa, Darío. La destrucción de Persépolis sirvió a los intereses de Alejandro como una demostración de fuerza ante la resistencia persa y como un mensaje de determinación en su campaña de conquista.

Sugerencias

Jardín Japonés de Buenos Aires.
Neptuno en Palermo: Figueroa Alcorta y Dorrego.
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