Obesidad

Día Mundial de la Obesidad: sábado 5, de 11 a 19 en los Bosques de Palermo

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Bosques de Palermo: Día Mundial de la Obesidad

En conmemoración del Día Mundial de la Obesidad, invitaron a una jornada gratuita y al aire libre, con charlas, actividad física, recomendaciones de vida saludable y múltiples actividades para toda la familia, el próximo sábado 5 de marzo, de 11 a 19 en los Bosques de Palermo de la ciudad de Buenos Aires, en el cruce de las avenidas Infanta Isabel y Avenida Iraola.

En nuestro país se estima que alrededor del 50% de la población tiene sobrepeso y, por lo menos, el 11% de ellos son obesos graves. La obesidad es considerada mórbida cuando la acumulación excesiva de tejido graso eleva de manera significativa el riesgo de muerte y de incapacidad física, provocando un deterioro considerable de las condiciones generales de la salud.

Incremento sostenido en la cantidad de personas con obesidad en Argentina

Especialistas en nutrición advirtieron este jueves sobre un incremento sostenido en la cantidad de personas con obesidad en Argentina, que se convirtió en el quinto país donde más se aumentó de peso en América Latina, por lo que instaron a avanzar en políticas públicas que aborden de manera integral esta enfermedad

En el marco del Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora cada 4 de marzo y bajo el lema “Todos necesitamos actuar”, distintas sociedades y fundaciones especializadas en nutrición llamaron a una mayor concientización de la sociedad, promover alianzas público privadas para fomentar la industria alimentaria saludable y el diseño de políticas públicas integrales para abordar la obesidad.

Según la encuesta Ipsos, realizada durante el año 2021, “la Argentina ocupa el quinto lugar de los países donde más se aumentó de peso en América Latina. El 40% de los argentinos aumentó en promedio unos 6 kilos”, durante ese año, indicó Paola Harwicz, médica cardióloga y especialista en nutrición, integrante de la Fundación Cardiológica Argentina.

“La pandemia fue un factor determinante en el aumento de peso”, aseguró la médica frente a los números cada vez más preocupantes.

Con un impacto negativo en la prevención de la obesidad, la pandemia de coronavirus estuvo asociada, en muchos casos, a cambios en los hábitos de alimentación, aumento del consumo de alcohol, alteraciones en el sueño y bajo nivel de actividad física.

En ese marco, Marianela Aguirre Ackermann, médica coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), aseveró que la obesidad “es una enfermedad en sí misma y, a su vez, hay más de 200 enfermedades asociadas a ella”.

Ambas especialistas coincidieron en el impacto negativo que tiene la obesidad en la salud de las personas, cuyas “expectativas de vida disminuyen por esta enfermedad”.

Por ello, Aguirre Ackermann instó a “concientizar que la obesidad es una enfermedad” y a promover la “educación a la población general en cuanto a hábitos saludables y la actividad física”.

También señalaron la importancia de “solicitar ayuda especializada”, y que las personas que sufren la enfermedad puedan acceder a abordajes integrales y multidisciplinarios.

“La obesidad es crónica y multifactorial. No se tiene en cuenta únicamente el factor genético, hay que tener en cuenta factores sociales, culturales y emocionales que se relacionan con el tipo de conducta alimentaria que la persona tiene”, añadió Harwicz.

En este sentido, explicaron que el problema de la obesidad “debería ser reformulado” ya que, pese a que las personas tienen «responsabilidad personal en su salud», existen también factores ambientales que “explotan biológica, psicológica, social y económicamente la vulnerabilidad y promueven un consumo mayor de alimentos poco saludables”.

“Por eso es importante abordarla con una estrategia integral que contemple diferentes políticas alimentarias para transformar el entorno obesogénico en el que vivimos en un entorno más saludable, en donde comer sano sea la opción más fácil”, expresó Victoria Tiscornia, magister en Nutrición Humana e investigadora de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) en Argentina.

Para detener el avance de los “alarmantes” números de sobrepeso y obesidad en el país, la FIC apuntó a la necesidad de diseñar políticas públicas que faciliten la adopción de hábitos de consumo más saludables.

En ese sentido, Tiscornia celebró la Ley de Etiquetado Frontal, aprobada en 2021, ya que consideró que se trata de “un hito para la salud pública” que puede ser la “puerta de entrada hacia la implementación de un paquete de medidas integrales”.

La especialista enfatizó que, pese a la “fuerte oposición de la industria”, se garantice que “en la reglamentación se conserve el espíritu de la ley para que se logre el efecto de salud pública deseado”.

Asimismo, las médicas coincidieron en la necesidad de fomentar «una baja de impuestos en alimentos saludables» ya que «está demostrado en múltiples estudios que si se facilita el acceso a los alimentos saludables la comunidad tiende a incluirlos más», indicó Ackermann.

«Necesitamos aumentar la sensibilidad en la comunidad para generar conciencia de la obesidad ya que nos involucra a todos como sociedad. Cada uno desde su lugar puede aportar para encontrar soluciones para un futuro más saludable», expresó la médica.

En ese sentido, llamaron a trabajar en erradicar los estigmas y preconceptos relacionados con la obesidad y apostar a la concientización».

«Desarrollar empatía, entender que es una enfermedad y no una cuestión de voluntad o una elección de la persona. No son culpables de tenerla, es una enfermedad que se estigmatiza mucho, incluso por las mismas personas que padecen obesidad», afirmó.

La obesidad

La obesidad no es simplemente una consecuencia inevitable de una sociedad cada vez más sedentaria y con malas elecciones alimentarias; es una condición de la vida moderna pero que se podría atenuar, generando un gran beneficio tanto para la salud individual como colectiva.

Definir la obesidad como una enfermedad es el punto de partida para tratarla, entenderla y prevenirla, ya que aumenta la responsabilidad del estado y la sociedad para aplicar intervenciones y promover una salud óptima. Las intervenciones preventivas y como parte integral del proceso de tratamiento, ayudan a reducir el riesgo de volver a ganar peso.

La obesidad es una enfermedad compleja desencadenada por causas interrelacionadas, desde la genética hasta los sistemas alimentarios disfuncionales. A pesar de estas complejidades, la mayor parte del discurso público actual es simplista, se centra en el mantra ‘come menos, muévete más’ y culpa únicamente al individuo.

En este sentido, es importante visibilizar el estigma del peso que sufren las personas con obesidad, es decir, los actos discriminatorios e ideológicos debido a su peso y tamaño. Las creencias e ideologías estigmatizantes pueden dar lugar a actos estigmatizantes. Entender a la obesidad como una enfermedad puede cambiar el discurso público sobre la culpa del enfermo y las percepciones en los profesionales de la salud, fomentando una mayor empatía con los pacientes.

El prejuicio sobre el peso también existe en los medios de comunicación y el marketing. Los productos para adelgazar se centran en la responsabilidad personal, lo que perpetúa aún más la creencia de que el aumento o la pérdida de peso está totalmente en manos del individuo. Este encuadre de la obesidad como una responsabilidad puramente personal también se puede ver en las campañas de salud pública que se enfocan únicamente en el esfuerzo por los cambios de comportamiento.

Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2019, una de cada cuatro personas padece obesidad en nuestro país. Los profesionales de la nutrición, pilar fundamental de la prevención y tratamiento de la obesidad, consideramos que para guiar a las personas que la padecen y modificar estas cifras alarmantes, debemos enfatizar en aquellas políticas que abordan los determinantes comerciales de la salud. Algunas estrategias recomendadas a nivel mundial aconsejan priorizar las medidas regulatorias y fiscales basadas en la población, que incluyen: restricciones de la comercialización de alimentos y bebidas dirigida a niños, impuestos a las bebidas azucaradas, etiquetado frontal del paquete, limitar el tamaño de la porción y el paquete y acceso a un espacio seguro para la actividad física.

A nivel individual, es primordial concebir la obesidad desde su naturaleza, circunscribiéndola a la persona y su entorno, permitiendo que se haga partícipe. Así, buscar intervenciones personalizadas, humanizadas, con respaldo científico, que le permitan a la persona optar por un estilo de vida más saludable en un entorno más amigable y seguro. Las políticas públicas son necesarias para ayudar a disminuir el creciente número de personas con obesidad, permitiendo al individuo tomar la decisión de hacer un cambio a estilo de vida más saludable.

Por Lic. María Laura Oliva
Docente Licenciatura en Nutrición de la Facultad de Ciencias Biomédicas, Universidad Austral.

 

Obesidad y fertilidad: con al menos una reducción del peso inicial del 5 % se puede observar una mejoría en las tasas de ovulación

Dependiendo de cada caso, incorporar buenos hábitos nutricionales por lo menos 6 meses antes de iniciar la búsqueda del embarazo, puede ayudar a minimizar los riesgos obstétricos.

Buenos Aires, marzo de 2022 Existen diversas enfermedades que afectan la concepción. Una de ellas es la obesidad, que es considerada una de las causas posibles de infertilidad. Sin embargo, con al menos una reducción del peso inicial del 5 % se puede observar una mejoría en las tasas de ovulación y embarazo, y en sus complicaciones.

Las pacientes obesas tienen un mayor riesgo de menarca precoz, ciclos irregulares con oligomenorrea (ciclo menstrual con intervalos de 36-90 días) o amenorrea (ausencia de la menstruación) y de anovulación asociada al síndrome de ovario poliquístico (SOP). También tienen un alto riesgo de subfertilidad (mayor tiempo de búsqueda hasta conseguir un embarazo espontáneo) o infertilidad, siendo esta última 3 veces superior que en la mujer con un peso normal.

Si bien es posible que mujeres que sufren con esta patología ovulen con normalidad, tendrán de todos modos mayor riesgo de infertilidad, por la implicación de otros factores, como la calidad ovocitaria-embrionaria o la receptividad endometrial”, sostiene el  Dr. Fernando Neuspiller, Presidente de WeFIV.

Asimismo, está comprobado que la obesidad, en el varón, afecta a la calidad seminal y produce un aumento del riesgo de infertilidad. En ese sentido, es posible que se generen mayores problemas para concebir si ambos miembros de la pareja son obesos.

La obesidad de una gestante, ¿puede influir en el bebé?

 

La obesidad es la principal causa de muchos riesgos obstétricos tanto para la madre como para el bebé por nacer. Según Neuspiller, aumenta las tasas de aborto y duplica el riesgo de muerte fetal. El Presidente de WeFIV afirma que los niños nacidos de madres obesas tienen mayor riesgo de tener enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, diabetes tipo 2 no solo en la adolescencia sino también durante la adultez, y tienen un 40 % más de probabilidad de padecer sobrepeso u obesidad.

Los hijos de mujeres obesas también presentan con mayor frecuencia defectos congénitos del sistema nervioso central fetal, de la pared abdominal y el intestino. Esto podría tener su origen en una absorción o distribución insuficiente de nutrientes esenciales como el ácido fólico”, explica Neuspiller y agrega: “Además, la obesidad en ocasiones implica una peor visualización de los órganos fetales por ecografía, algo que puede llevar a errores en el diagnóstico ecográfico prenatal”.

Reproducción Asistida y hábitos saludables

 

Es importante buscar el embarazo en un peso normal para poder sobrellevarlo con menos riesgos y no incidir negativamente en la salud del niño por nacer. “Les recomendamos a los pacientes que consulten con un especialista en nutrición y que realicen ejercicio bajo la supervisión de un preparador físico, ya que el ejercicio moderado tanto en el varón como en la mujer mejora los resultados en tratamientos de Fecundación In Vitro. También sugerimos que consulten con un psicólogo para que pueda acompañarlos durante todo el proceso”, expone Neuspiller.

Dependiendo de cada caso, incorporar buenos hábitos nutricionales por lo menos 6 meses antes de iniciar la búsqueda del embarazo, puede ayudar a minimizar los riesgos obstétricos. Una dieta prudente puede mejorar la fertilidad en ambos miembros de la pareja.

El tratamiento multidisciplinario es la clave para reducir los riesgos que puede ocasionar la obesidad en quienes buscan concebir. Con acompañamiento profesional, es posible mejorar la calidad de vida y concretar el deseo de traer un niño sano al mundo.

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