En Palermo, quizás una de las zonas más foodies de Buenos Aires hay tres lugares que merecen ser recomendados. (Hay varios otros también, pero vamos por partes).
Para quienes viven en Buenos Aires y aún no los conocen, para quienes viajen y quieran alguna referencia, estas líneas apuntan a eso. Tres estilos diferentes. Tres historias diferentes.
Cantina Sunae – Humboldt 1626
Cada vez que pienso en este hermoso lugar con cocina a la vista me vienen recuerdos de sus fabulosos platos. Pedazos de sudeste asiático como bocados.
Comandada por la genial Christina Sunae quien nació en Estados Unidos, se crió entre Japón y Filipinas para luego aterrizar de vuelta en New York donde estudió y comenzó a trabajar en cocina. A los 30 años se instaló en Buenos Aires, montó su propio restaurante a puertas cerradas volcando toda esa carga genética y cultural que lleva adentro y vaya vendaval de sabores y texturas que explotó en esta maravillosa cantina.
Cantina Sunae es un hermoso salón de cocina ambientado con toques exóticos, una parte adelante, pasillo y otro espacio al fondo. En el trayecto entre un salón y otro podés observar la cocina con todo el equipo a pleno trabajando, camareras casi en patines y los gritos de las comandas al rojo vivo.
Productos frescos, creíbles, buenas combinaciones, ricos postres. Acertada carta de vinos.
Comí un pan Roti Canai con Curry y leche condensada. Un plato de origen Malasio. Luego una ensalada cítrica (Kinilawsapipinu) de pescado fresco, pepino, plátano frito, batatas crocantes, jengibre, y leche de coco. Al toque un Ukoy, un nido de verduras fritas con langostinos y vinagreta de chile y ajo, ambos platos filipinos. Luego un clásico Adobo Pao, que es un pan al vapor con cerdo adobado, alioli de suka y kimchi de pepino. Rematamos con Sinigang Na Isda, un filet de pescado, langostino y pulpito a la plancha en caldo de pescado y tamarindo, con tomate, espinaca china, nabo y chile verde; acompañado con arroz al vapor.
Elegí un rosado maravilloso de Bodega Lagarde. Pink, para regarlo todo.
Cantina Sunae, para volver mil y una veces.
El Preferido de Palermo – Jorge Luis Borges 2108
El clásico y antiguo bodegón de la esquina de Borges y Guatemala fue adquirido por Pablo Rivero, dueño y cerebro de la parrilla Don Julio (el mejor restaurante argentino en Latinoamérica según los fifty best) junto con Guido Tassi. Ambos lograron darle forma al concepto de lo que es hoy El Preferido.
Con nueva decoración y una carta amplia, todo lo que allí sucede tiene lo maravilloso de lo simple. Una ambientación de bodegón aggiornado y un ejército de camareros se suman a la buena cocina a la vista que tiene a muchas cocineras y cocineros moviéndose incansablemente. El jefe de los fuegos es Martín Mukesch. El restaurante tiene su propia cámara de chacinados y charcutería de elaboración propia made in Tassi. (Su libro Embutidos es lo más).
Toda la carta es súper fresca y simple. Con reminiscencias a la cocina española e italiana con toques argentinos suponiendo que la cotidianeidad de la comida casera en nuestro país sea una nacionalidad.
Una barra de mármol rosa, dos espejos gigantes sobre las paredes, un spiedo a la vista. Poco quedó de aquel antiguo bodegón de los años mozos, sin embargo este recicle con mucho de nueva propuesta la rompe.
Gastronómicamente los puntos altos son la fainá rellena de provolone, las croquetas de verdura y coliflor, huevo frito con arvejas, las sardinas con apio y de principales juegan muchos: milanesas con puré entre otros. Hay vermut de La fuerza y vino diseñado por Zuccardi y Rivero especialmente para El Preferido. Glú Glú se llama, absolutamente bebible. Hermoso salón y linda experiencia. Ni caro ni barato. Justo.
Chancho Chico – José Cabrera 6086
Acaban de mudarse dentro de la misma zona donde nacieron. Una carnicería de cerdo con comida al paso, Chancho Chico es una Idea magnífica creada por un grupo de amigos entre los cuales están Daniel Ramundo, Valentín Carriolo y Rolo Chiodini.
Con el asesoramiento gastronómico del buen cocinero que es Fernando Mayoral, Chancho Chico tiene un par de jugadores que enaltecen el proyecto. Puertas adentro José Juarroz y Victoria Vago cocinan, despostan, elaboran y venden.
Los productos de Chancho Chico que elaboran son un canto de placer: Porchettas, salchichas parrilleras, chorizos para llevar y para disfrutar sentados en la barra ventana tomando una birra. Los cerdos son de cañuelas y se trabaja desde la cabeza hasta la cola. La venta al público es de producto fresco. También elaboran leberwurst, morcilla (común y de Burgos), queso de chancho y chistorra.
La gente elige el corte para su casa o para comer ahí. La historia de Chancho Chico fue creciendo y ha logrado instalarse como un hermoso reducto. Elaboran mientras venden. Cocinan y producen. Su barra ventana, para comer entre el afuera y el adentro permite respirar el barrio y la calle. Los chimis y las salsas son de los mejor que probé en mucho tiempo. Buenos precios.