Relación Madre – hijo/a: mejorar los vínculos familiares

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Una oportunidad para reflexionar y analizar ese vínculo tan importante desde que nacemos y vital para el desarrollo como el de mamá – hijo/a. A veces no es tan simple y puede atravesar momentos de conflictos, de incertidumbre, de dudas sobre la crianza o sobre qué es lo mejor, tanto para los chicos como para el desarrollo de la madre.

Revisamos algunas cuestiones o problemáticas comunes, que se plantean con frecuencia en las consultas, que pueden servir como punta pie inicial para analizar lo que nos pasa y, si es necesario, pedir ayuda para reforzar el vínculo desde la comprensión y amorosidad.

Los límites a los chicos
Un tema recurrente en las consultas. Es habitual la confusión acerca del verdadero objetivo que tiene el poner límites a los hijos.

El decir frecuente de las madres es: “le faltaron límites” cuando, en realidad, se está hablando de la necesidad de no dejarse avasallar en una caótica percepción de jerarquías. Y muchas otras veces no se debe a que la mamá no ha sabido poner restricciones saludables a las demandas infantiles, sino que no pudo o no supo, por evitar el dolor a los hijos, acompañarlos en el vivir las consecuencias de algunos actos o decisiones.

Hay cuestiones del propio sentir de la madre que tiene que analizar y trabajar para poder luego llevar a delante una mejor relación con los chicos.

Sacrificios y renuncias que los hijos nunca pidieron
Los hijos no son los que piden que sus madres sacrifiquen su vida en nombre del amor a ellos. Un hijo o hija no le pide que abandone la carrera, o la profesión, que renuncie a los sueños, al desarrollo personal, para tenerlos, para criarlos, para educarlos, para vestirlos, para darles a ellos lo que desgarran de ellas, e incluso para darles aquello que no pudieron tener. Todas y cada una de ellas fueron y son sus decisiones, sus elecciones, sus prioridades.

Es de un alto costo y un gran peso ser el responsable (aún tácitamente) de las renuncias y los sueños truncos nada menos que de “mamá”. Y sin embargo, ellas confunden mucho esto: sacrificio con amor, renuncia con ofrenda, demanda con entrega.

Tampoco piden ser “todo” en la vida de esa mamá, su “único” motivo de ser felices, lo más valioso, lo imprescindible para vivir. Es muy pesada la carga y la responsabilidad que acarrea ser “tanto todo eso” para la vida y la felicidad de otro, aún y, cuánto más, si se trata – nuevamente – de mamá.

A través de un proceso de Counseling acompañamos el decir de hijos que se sienten agradecidos y aliviados cuando, una de las personas a las que más aman, posee motivaciones propias, intereses, deseos, proyectos, sueños, fines por perseguir. Por el contrario a lo que las creencias parecen instalar, de todo eso se aprende para la propia búsqueda de camino congruente, consciente y elegido; y no del relato de vidas coartadas que parecen tener como objetivo final el desarrollo obligatoriamente feliz de los hijos e hijas; para que tenga sentido lo perdido, lo abandonado, lo no elegido.

Configurar el deseo: hacerlos felices o que sean felices
-Pero… ¿cómo?… ¿no es lo mismo?

Seguramente es el sentimiento más noble de los que pueden experimentar las personas que tienen hijos o hijas, aquello de querer hacerlos felices; pero además de lo fundamental que puede ser conocer la diferencia entre hacerlos y desear que sean felices, puede resultar utópico y peligroso creer – de verdad – que alguien puede hacer feliz a alguien más.

Uno de los riesgos incluye el creer que hacerlos felices es darles todo; en primera instancia, porque permite adherir a la idea, y transmitirla (¡!), de que ser feliz es tenerlo todo.

Pero concomitantemente con lo arriba revisado: – “te doy todo de mí para hacerte feliz, renuncio a tener lo que deseo para dártelo a vos, relegando mi felicidad para dar lugar a la tuya y , como es una utopía el hecho de darlo todo, entonces… todo lo que te doy no te hace feliz….”

En las consultas observamos madres que con mucho dolor dicen: -¿Qué más quiere de mí? ¿Qué hice mal? Le di todo y no le alcanza, no es feliz… ¿En qué me equivoqué?

Proceso de ayuda y acompañamiento
El proceso de cambio de la cultura vincular y familiar, al ser acompañado en un espacio de ayuda profesional habilita la comunicación saludable, fluida, provista de la seguridad y confianza propiciada por el counselor. Por medio de este proceso se pueden ir experimentando los cambios amorosamente planteados, de modo que cada integrante de ese vínculo pueda ser libremente quien es, en función de esa relación de amor.

Es habitual que los espacios que ofrecemos los Counselors sean buscados por los o las consultantes cuando el conflicto ya ocupa un lugar en el estar (que no es bueno), cuando ya hay algo que molesta.

Reconocer la entrada en nuevas etapas que van a requerir cambios, como: la preadolescencia de los hijos y o las hijas, cambios de escuela o mudanzas, replanteos de beneficios y obligaciones, las crisis vitales propias de mamá, las crisis económicas, la llegada o partida de seres queridos, etc, puede ser un buen momento para iniciar un proceso de Counseling que, desde una inquietud ya pueda otorgar calidad de escucha y autoconocimiento, para que lo que pudiera creerse inevitablemente incómodo, se vuelva orgánico y enriquecedor.

Clr. Analía Cordero
Miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Counselors

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Acerca de la Asociación Argentina de Counselors

La Asociación Argentina de Counselors (Consultores Psicológicos) nuclea a los profesionales de esta disciplina desde 1991 y obtuvo su Personería Jurídica como entidad civil sin fines de lucro en 1993. Los objetos de la Asociación son: nuclear a los profesionales Counselors; generar espacios de capacitación y actualización; establecer las normas generales y el código de ética y velar por su fiel cumplimiento; promover la realización de trabajos de investigación y su difusión; establecer vínculos, suscribir acuerdos y convenios de cooperación con otras instituciones y organizaciones; proporcionar asesoramiento profesional; crear espacios para compartir experiencias profesionales y recreativas; y hacer del Counseling una acción preventiva, promotora del desarrollo y bienestar de las personas.

Acerca de la disciplina

La especificidad del Counseling es el desarrollo y el bienestar personal, su tarea de ayuda está dirigida a personas que necesitan un espacio de escucha y acompañamiento para comprender mejor sus problemas, tomar decisiones, o realizar cambios en algunos aspectos de sus vidas. El Counseling viene a llenar parte de un vacío socio-cultural, como una oportunidad para el desarrollo de las potencialidades de la persona, para que estos puedan reconocer sus propios recursos internos.

Como abordaje el Counseling no procura una cura, se corre del paradigma médico terapéutico; es una disciplina que interviene en el área de la promoción del desarrollo humano y el bienestar. Es decir, no actúa en campos donde ya existen otras profesiones que dispensan atención a personas afectadas por trastornos de la conducta o de la personalidad.

Se trata de una profesión que facilita, por medio de un proceso acotado en el tiempo y encuadrado en sus objetivos específicos, áreas y medios de intervención, un proceso de cambio a personas, parejas, familias y grupos. El profesional facilita la resolución de problemas, fomentando el desarrollo, el despliegue del potencial de la persona y el cambio, sin que esto implique una reestructuración de la personalidad.

Contacto:
Asociación Argentina de Counselors
aac@aacounselors.org.ar

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