A Florencia Caiazza le tocó trabajar en el Centro Cultural Boulogne durante la temporada de verano de 2018 luego de haber obtenido el Premio Kenneth Kemble que otorga la Municipalidad de San Isidro. El receso estival suele tener carácter absoluto en sitios como estos, cuya actividad está signada por el calendario escolar. El trabajo durante esos meses se transformó en un acto de soledad e introspección que trajo consigo, como suele suceder, cosas nuevas.
Su trabajo es siempre una reacción a un contexto, que se materializa, generalmente entre la escultura y la instalación. Sin embargo, esta vez, los imperativos del orden administrativo y el receso de verano hicieron imposible la transformación de aquel espacio en un taller de experimentación artística como lo solemos imaginar. No podía haber materiales húmedos ni “sucios”, ni nada que alterara el normal funcionamiento del lugar. Pero el proyecto debía llevarse a cabo de todos modos, y así fue que Florencia ideó una ocupación silenciosa, pero no por ello menos efectiva. Habitar el espacio supuso entender su humor, su ritmo y su idiosincrasia. La atmósfera del color local la llevó a tomar varias decisiones de orden formal, que conformaron una poética del tiempo:…¨
fragmento del texto escrito por Jimena Ferreiro
Inauguración: sábado 27 de julio a las 15 hs.
Av. Scalabrini Ortiz 1396
La muestra continuará abierta hasta el 27 de septiembre