La magia de las calesitas en Palermo: Historia, cultura y sortijas
Por Pablo Ernesto, para Palermotour.com.ar
Las calesitas, esos giros de infancia y nostalgia, tienen su propia galaxia en el universo porteño. En Palermo, epicentro de la cultura urbana y la noche que nunca duerme, encontramos seis de estas joyas mecánicas, cada una con su propia historia, encanto y, claro, la inolvidable sortija.
Las calesitas en Palermo son una parte integral de la cultura y la tradición de la ciudad. Estas atracciones mecánicas han estado presentes durante décadas, ofreciendo momentos de diversión y alegría a personas de todas las edades. Cada calesita tiene su propia historia y encanto único, atrayendo a lugareños y turistas por igual. Pero lo que realmente hace que estas calesitas sean especiales es la emoción de intentar atrapar la sortija mientras la calesita gira rápidamente. Es un desafío que despierta la competitividad y la nostalgia en todos aquellos que se aventuran a montar. Sin duda, las calesitas de Palermo son una experiencia mágica que no te puedes perder.
En Palermo, el corazón de la cultura urbana y la vida nocturna, hay seis de estas atracciones encantadoras que tienen su propia historia y atractivo. Las calesitas en Palermo son una parte esencial de la cultura y tradición de la ciudad, brindando diversión y alegría a personas de todas las edades desde hace décadas. Cada calesita tiene su propia historia y encanto particular, atrayendo tanto a locales como a turistas por igual. Pero lo que realmente hace que estas calesitas sean especiales es la emoción de intentar atrapar la sortija mientras la calesita gira rápidamente. Es un desafío que despierta la competitividad y la nostalgia en todos aquellos que se atreven a montar. Sin duda, las calesitas de Palermo son una experiencia mágica que no debes perderte.
Historia que da vueltas
¿Sabías que las calesitas tienen raíces turcas y medievales? Originadas como entrenamientos ecuestres para caballeros, llegaron a Europa de la mano de las Cruzadas. Allá por el siglo XIX, los porteños empezaron a girar en estos carruseles que primero fueron lujo de reyes y luego alegría popular. En Buenos Aires, cada plaza tenía su calesita, y Palermo no se quedó atrás.
Palermo y sus calesitas icónicas
En este barrio, las calesitas son mucho más que caballos de madera y luces. Son postales vivientes de la Ciudad. Acá va el ranking:
- Calesita del Jardín Zoológico (Av. Libertador y República de India): Desde 1943, este clásico nos lleva al pasado con cada vuelta.
- Parque Tres de Febrero (Av. Libertador y La Pampa): Girando desde 1960, con un aire romántico para chicos y grandes.
- Plaza Campaña del Desierto (Malabia y Costa Rica): La más «joven» de Palermo, instalada en 2004.
- Plaza Unión Latinoamericana (Francisco Acuña de Figueroa y El Salvador): Clásica desde 1979, ¡ideal para tardes soleadas!
- La Calesita de Pedrito (Parque Las Heras, Juncal y Coronel Díaz): Un clásico barrial lleno de alegría.
- Plaza Bolivia (Av. Libertador y Olleros): Donde la música y las luces brillan cada atardecer.
La sortija: ¿Tradición o rebeldía?
El momento cumbre de cualquier vuelta en calesita es atrapar la sortija. ¿Quién no sintió la adrenalina de extender el brazo, apuntar con los dedos y salir triunfante con ese pequeño anillo? Este juego, que nació en torneos medievales y aún sigue vigente en el folclore gaucho, se transformó en un rito porteño de habilidades y suerte.
Atrapar la sortija en la calesita es como alcanzar el último eslabón de una cadena: requiere destreza, precisión y un toque de fortuna para completar el ciclo.
Más que un carrusel: un legado cultural
Las calesitas son testigos de generaciones. Miguel Ángel Vignatti, un verdadero «calesitero de alma», cuenta cómo vio crecer a niños que ahora traen a sus nietos. En Mataderos, Liniers o Palermo, estos giros mecánicos son máquinas del tiempo que unen pasado y presente.
Pregunta abierta
¿Cuándo fue la última vez que diste una vuelta en calesita? Palermo tiene seis razones para que te animes a repetir la experiencia y, por qué no, atrapar la sortija. Porque, al final del día, en cada giro, las calesitas nos invitan a recordar que siempre hay lugar para la magia en nuestra rutina.
Fuente: Palermotour.com.ar.
