La historia cuenta que el Día Mundial de la Pizza comenzó a celebrarse en Nápoles allá por el Siglo X. En Italia y hace más de un milenio. El lugar y el tiempo en que en las cocinas napolitanas se empezaron a mezclar esos ingredientes que estaban más a mano para dar lugar a un producto que trasciende a cualquier región y a cualquier cultura.
El tomate, la harina, el queso, las aceitunas y las especias se fundieron en una suerte de pan aplanado que, con el correr de los años, atravesó las fronteras y desembarcó en todo el mundo.
La Argentina y, particularmente le Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, tiene una marcada tradición en la elaboración y el consumo de pizza.
Las tradicionales El Fortín, Las Cuartetas, La Mezzetta, San Antonio, Angelín, Los Inmortales, Banchero, La Americana, La Continental, El Cuartito, Kentucky, Los Maestros, Nápoles o Imperio vieron el surgimiento de otras cadenas como Punto Pizza, Hells Pizza o Almacén de Pizzas.
Con el tiempo Uggi’s dejó de ser la única expendedora de pizzas económicas. Sus locales perdieron fuerza y se multiplicaron otros como Fábrica de Pizzas y Tienda de Pizzas. Mientras tanto en barrios porteños de impronta gastronómica -especialmente Palermo- se poblaron de pizzerías “de autor” que presentan variedades inéditas.
A este panorama se suman las nuevas modalidades del consumo y sostienen que las aplicaciones para la entrega por delivery cobran comisiones que alcanzan hasta un 35 por ciento.