Comienza la despedida de la elefanta Mara del Ecoparque porteño.
Los especialistas informaron que los próximos pasos serán: entrenar a la elefanta para que ingrese de manera voluntaria y para que se acostumbre a ella; comenzar la cuarentena que deberá ser realizada junto con las elefantas africanas por no poder ser aislada y definir los detalles logísticos del traslado.
El destino será el Santuario de Elefantes de Brasil, ubicado en el estado de Mato Grosso, el primero de este tipo en América Latina que es conducido por Global Sanctuary for Elephants (GSF) y por la organización Elephant Voices. Su misión es proteger y proporcionar un ambiente natural para elefantes que anteriormente estuvieron en cautiverio.
Se calcula que el traslado se hará por tierra recorriendo una distancia de aproximadamente 2.700 kilómetros (entre Buenos Aires y Chapada dos Guimarães, la ciudad cercana al Santuario) y demandará entre cuatro y seis días, con paradas periódicas según la necesidad del animal.
El 16 de octubre de 1995, Mara llegó al Zoológico de Buenos Aires procedente del Circo Rodas luego de una vida cautiva: Mara no conoce lo que es la vida fuera de una jaula. Nació en cautiverio en la República de la India en 1969 y poco después fue comercializada por la Institución Tierpark Hagenbeck, de Hamburgo, Alemania. Allí vivió hasta mayo de 1970, momento en que la compró Ramón Tejedor y fue trasladada al Circo África de Montevideo. En junio de 1971, llegó a Argentina cuando fue vendida al Circo Sudamericano.
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«No significa que en Brasil va a ser totalmente independiente porque los animales que tienen cuidados humanos siempre tienen algún nivel de dependencia, pero va a realizar más elecciones y eso es importante», explicó Federico Iglesias, titular del Ecoparque. Este lugar, que apunta a sumarse a la tendencia mundial de reemplazar los obsoletos zoológicos por áreas para la preservación de la biodiversidad, ha derivado a más de 800 animales a entornos más idóneos.
Mara también será entrenada para adaptarse a la caja metálica en la que viajará más de 2.500 kilómetros durante tres a cuatro días.
El traslado a Brasil implica «asumir ciertos riesgos y compromisos», dijo Iglesias, en referencia al largo viaje por carretera luego de que se descartara la posibilidad de someter al animal a un viaje en avión y a las operaciones de despegue y aterrizaje. «Pero creemos que el beneficio de ese riesgo vale la pena porque su calidad de vida va a ser infinitamente superior a la que le podemos dar acá», añadió.
La relocalización de la orangutana Sandra en 2019 en el santuario Center for Great Apes de Estados Unidos también conllevó un entrenamiento previo para que pudiera viajar en una caja metálica tanto en avión como por tierra.
El Ecoparque también planea trasladar este año a los tigres blancos de Bengala a The Wild Animal Sanctuary en Colorado, Estados Unidos.
OTRA ELEFANTA
EL ELEFANTE DALIA
Pese a su nombre, Dalia era un gran elefante macho. Durante años había sido dócil, hasta el punto de pasear a los niños en su lomo por un recorrido establecido, que pasaba por frente a mi casa, ya que el edificio hondú que le servía de habitación estaba cerca.
Según se decía, los problemas se debían a que la elefanta hembra no era compatible, ya que los asiáticos no se cruzan con los africanos. No se si era así, pero Dalia comenzó primero con signos de impaciencia, que se convirtieron rápidamente en serias alteraciones. Los veterinarios comenzaron a darle calmantes mezclados con las tortas de pasto que eran su alimento.
Al mismo tiempo, como salía de su edificio sin control, le pusieron una cadena en su pata. Comenzó entonces una sucesión de hechos que a mí, como a muchos vecinos, nos impresionaron fuertemente. Dalia, cuando se despertaba de su calma artificial, trataba de salir y reaccionaba con fuerte barritos, esos gritos que en las películas son simpáticos, pero que en esos momentos eran impresionantes. Finalmente, a veces, conseguía romper la cadena.
No se si en ese entonces no se conocían los dardos narcotizantes o si no se usaban en nuestro país. A cada nueva escapada, el temor de la gente presionaba fuertemente para que se encontrara una solución. Pero la solución hallada fue terrible. Un cuerpo de policías con maúseres (el arma más pesada usada en ese entonces) se colocó de guardia en el camino de salida del animal. Cuando furioso rompió la cadena dispararon la primer descarga. Dalia, herido, siguió algo su camino, y cayó a medias sobre sus rodillas. Aún intentaba levantarse y se ordenaron nuevos disparos. Moviéndose apenas. su barrito se convirtió en un sollozo y, después de un doloroso y prolongado intervalo, murió. Desde enfrente, mis hermanas y yo llorábamos.