Es de esperar que llegados a mitad de año, con la mochila cargada de proyectos realizados, responsabilidades asumidas, tareas ejecutadas, horas y horas de trabajo y quehaceres personales y domésticos, el cuerpo, y más aún la mente, estén pendientes de las vacaciones o del próximo respiro que se pueda tomar.
También es cierto que muchos de nuestros objetivos planteados a principio de año puedan estar todavía pendientes, a punto de salir, o bien que la motivación se haya ido diluyendo y no los hayamos alcanzado. ¿Qué hacer frente a esto? ¿Cómo lidiar con estos objetivos que no logramos cumplir?
Es recomendable tomar conciencia y entrar en contacto con nuestro desgaste físico-mental, reconocer si necesitamos darnos un tiempo para nosotros mismos y hacer un “stop” para recargar energías y retomar esos objetivos. No está mal intentar retomar objetivos a esta altura del año, pero ¿qué tan efectivo vamos a poder ser a la hora de alcanzarlos si no recuperamos esa energía perdida?
Ahora bien, también está la posibilidad de re-plantearnos esos objetivos: ¿sigue siendo eso lo que realmente quiero lograr? ¿Por qué quedaron pendientes esos temas? Una solución sería la de poder focalizarnos en objetivos más pequeños, que acerquen paulatinamente al objetivo que teníamos planeado. Tengamos en cuenta que aún restan varios meses más para seguir intentando…
Es por ello que es aconsejable hacer el esfuerzo de tomar contacto con uno mismo, saber dónde estamos parados, comprender nuestros propios límites y decir “es hora de re-cargar las pilas para lo que viene”.
La importancia de hacer una pausa y reevaluar metas a mitad de año
A medida que avanzamos hacia la mitad del año, cargados con una lista de proyectos realizados, responsabilidades asumidas, y horas interminables de trabajo, es inevitable que el cansancio comience a hacerse sentir. Con la mente y el cuerpo anhelando un respiro, la idea de unas vacaciones o simplemente un momento de descanso se vuelve cada vez más tentadora.
Sin embargo, mientras esperamos ansiosamente ese merecido descanso, es crucial reconocer que muchos de los objetivos que nos propusimos a principios de año pueden seguir pendientes o incluso haber perdido relevancia en el transcurso de los meses. ¿Qué hacer en esta situación? ¿Cómo enfrentar esos objetivos que aún no hemos logrado alcanzar?
Es fundamental tomarse un momento para reflexionar sobre nuestro estado físico y mental, y evaluar si necesitamos detenernos y recargar energías antes de intentar retomar esos objetivos pendientes. ¿De qué manera podemos esperar alcanzar nuestras metas si no recuperamos primero nuestra vitalidad perdida?
Además de recargar energías, es importante cuestionarnos si los objetivos que nos propusimos inicialmente siguen siendo relevantes para nosotros. ¿Por qué quedaron pendientes? ¿Realmente deseamos seguir persiguiéndolos? En lugar de sentirnos abrumados por metas aparentemente inalcanzables, consideremos la posibilidad de dividirlas en objetivos más pequeños y alcanzables, que nos acerquen paso a paso a nuestras aspiraciones originales.
En definitiva, es esencial tomarse el tiempo necesario para conectarse con uno mismo, comprender nuestros propios límites y reconocer cuándo es momento de recargar las pilas para afrontar lo que está por venir.