Varela Varelita: Un Ícono Bohemio en Palermo

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Varela Varelita, un bar notable de Palermo, guarda en sus paredes historias de bohemia y cultura. Fundado en los años 50, su nombre deriva de Manuel Varela y su hijo, «Varelita». Este rincón porteño ha sido testigo de encuentros artísticos y momentos históricos que lo consolidan como un emblema de Buenos Aires.

Ubicado en la esquina de Scalabrini Ortiz y Paraguay, el Varela Varelita no solo es un café notable, sino un refugio de la bohemia porteña. Este bar, fundado por el gallego Manuel Varela en la década de 1950, recibió su nombre por la combinación del apellido del dueño y el apodo de su hijo, «Varelita». Desde sus inicios, el lugar ha sido un punto de encuentro para artistas, escritores y músicos, consolidándose como un espacio de cultura y tradición en el barrio de Palermo Soho.

El bar destaca por su ambiente acogedor y su decoración sencilla. La atmósfera bohemia que se respira en sus mesas atrae a parroquianos que disfrutan de una amplia variedad de bebidas y comidas. Entre los platos más recomendados se encuentran el tostado de jamón y queso y el café con leche, delicias que han sido testigos de innumerables charlas y anécdotas.

En el barrio de Palermo, el Café Varela Varelita se mantiene como un ícono porteño con más de 70 años de historia. En este espacio, se entrelazan tradición, política y una vibrante vida cultural, que atrae tanto a vecinos como a figuras ilustres.

El Café Varela Varelita, ubicado en la esquina de Scalabrini Ortiz y Paraguay, se ha consolidado como un sitio emblemático donde el sabor de la historia porteña se sirve en cada taza de café con leche. Conocido por ser el «despacho» improvisado del ex vicepresidente Chacho Álvarez y por albergar escritores como Héctor Libertella, este bar notable es un testimonio de la vida cultural y política que ha moldeado a Buenos Aires.

Historia y personajes

Fundado por Varela y su hijo, Varelita, el café lleva su nombre en honor a esta dupla que, con esfuerzo y dedicación, creó un espacio único en el barrio. Javier Giménez, actual dueño del café, mantiene viva la tradición. Con un pasado como empleado en el lugar, Giménez tomó las riendas del negocio hace más de tres décadas, llevando a este rincón palermitano a ser el hogar de memorias y tertulias que marcaron una época.

La huella de Chacho Álvarez y Libertella

Durante su paso por la vicepresidencia, Chacho Álvarez utilizó este café como su oficina informal. Aquí, entre vermú y locro, se discutieron decisiones que impactarían en la política argentina. Del mismo modo, Héctor Libertella encontró en el Café Varela Varelita un refugio literario. Se dice que convenció a los dueños de que el whisky J&B debía su nombre a José Bianco, influyente escritor. Desde entonces, los mozos sirven este whisky bajo el nombre de “Pepe Bianco”, una costumbre que aún perdura.

Cultura y gastronomía

Además de sus clientes ilustres, el café es un lugar de encuentro cultural. Exposiciones, recitales y pequeñas obras de teatro forman parte de la agenda del Varelita, haciendo de este sitio un punto de referencia para quienes buscan no solo un buen café, sino también disfrutar de la rica oferta cultural porteña. Desde su desayuno de café con leche y medialunas, hasta sus picadas al mediodía, este bar no ha perdido la esencia que lo hace destacar.

Filosofía detrás del café

La relación entre el Café Varela Varelita y su comunidad nos remite a la filosofía del ser-en-el-mundo de Heidegger. El lugar, más allá de su función como café, se convierte en un espacio existencial donde la interacción humana transforma lo cotidiano en algo trascendental. Aquí, la cultura se nutre de la convivencia, y las historias compartidas toman un lugar central en la vida barrial.

Ubicación y horarios

Ubicado en Avenida Scalabrini Ortiz 2102, el café abre sus puertas de lunes a sábados, de 7:00 a 2:00, permitiendo que quienes transitan por el barrio disfruten de una experiencia única. Si desea conocer más sobre este ícono de la ciudad, no dude en visitarlo.

Currículum de Javier Giménez
Javier Giménez, oriundo de la provincia de Corrientes, comenzó su carrera en el Café Varela Varelita como empleado, hace más de tres décadas. Hoy, como dueño y administrador, ha preservado las tradiciones del café, adaptándose a las nuevas demandas culturales y gastronómicas del barrio porteño de Palermo. Bajo su gestión, el café ha logrado mantenerse como un referente no solo de la gastronomía local, sino también como un lugar de encuentro cultural.

A lo largo de su historia, Varela Varelita ha albergado a personajes ilustres como Héctor Libertella, Eduardo Galeano, Astor Piazzolla y Mercedes Sosa. Durante los años 60, el bar se convirtió en un epicentro de la bohemia porteña, un lugar donde las ideas y el arte fluían libremente. Sin embargo, en la década de 1970, la dictadura militar clausuró el bar, interrumpiendo temporalmente su legado cultural. Reabierto en los años 80, Varela Varelita resurgió con la misma fuerza, manteniéndose como un baluarte de la vida nocturna y cultural de Buenos Aires.

La esquina de Scalabrini Ortiz y Paraguay ha sido testigo de innumerables historias y momentos trascendentales. Un ejemplo notable es la renuncia de Chacho Álvarez a la vicepresidencia en el año 2000, un evento que conmocionó al país y aceleró la debacle de la Alianza. Álvarez, un habitué del Varela Varelita, encontró en este bar un refugio para sus reflexiones y decisiones políticas.

Los habitués del Varela Varelita son una parte integral de su esencia. Este bar es un hospital emocional, un lugar donde las mesas y las sillas son testigos de risas, charlas profundas y amistades entrañables. Los mozos, conocedores de los gustos y preferencias de cada cliente, contribuyen a crear una atmósfera familiar y acogedora. Las horas pasan entre tragos y platos, mientras las conversaciones giran en torno a temas cotidianos y trascendentales.

Varela Varelita no es solo un bar, es un símbolo de la cultura porteña. Sus más de 70 años de historia lo han convertido en un lugar mágico, administrado por sus dueños y enriquecido por sus clientes. Este café notable de Buenos Aires sigue siendo un destino obligado para aquellos que buscan una experiencia auténtica y cultural en la ciudad.

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