NEPTUNO PALERMO

Neptuno: el dios de la furia

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Neptuno: el dios, el planeta y el arte porteño que fascina

Las fuentes de la Ciudad de Buenos Aires


Buenos Aires, enero de 2025. La Ciudad de la Furia, con sus aires porteños y su pasión por el arte, guarda secretos que ni el más curioso de los vecinos conoce en profundidad. Hoy nos metemos de lleno en la mitología, la historia y el arte que gira alrededor de Neptuno: un dios, un planeta y una figura omnipresente en nuestro querido Buenos Aires.

Neptuno: de los mares al corazón de la ciudad

En la mitología romana, Neptuno, el hermano de Júpiter y Plutón, es el mandamás de los océanos. No le hace falta lujo ni pompa, su tridente y sus caballos blancos hacen todo el laburo. Este capo del agua es pura fuerza y un tanto inestable: desde olas tranquilas hasta terremotos devastadores, todo depende de su humor. ¿Qué tan porteño suena eso?

En Buenos Aires, Neptuno no solo gobierna las aguas, sino que también decora nuestras calles y plazas. Un ejemplo es la escultura ubicada en la avenida Figueroa Alcorta, a metros de Dorrego, donde el dios marino descansa imponente en una fuente que hace gala de su presencia. ¿Sabías que esta obra es parte de un legado artístico francés que comenzó a forjarse en 1830? Los talleres Val d’Osne, creadores de esta y muchas otras piezas, transformaron la ciudad en un verdadero museo al aire libre.

Un patrimonio de hierro y arte

Las esculturas de Val d’Osne son como el Diego del arte urbano: únicas, irrepetibles y llenas de historia. Desde las náyades que solían decorar la Plaza de Mayo hasta las danzantes del Jardín Botánico en la intersección de Las Heras y Santa Fe, estas piezas cuentan relatos de una época donde el hierro se moldeaba con tanto arte como pasión.

Fundada en 1836, la fundición Val d’Osne comenzó como un sueño del ingeniero Jean-Pierre Victor André. ¿Qué diría hoy al ver sus obras en lugares icónicos porteños? Su influencia no solo quedó en Francia; Buenos Aires y toda Sudamérica adoptaron estas joyas, convirtiéndolas en símbolos del alma urbana.

Neptuno, el planeta que rompió esquemas

Neptuno, el octavo planeta del sistema solar, también tiene su historia de locos. Este gigante gaseoso, con vientos que superan los 2.000 km/h, fue descubierto gracias a cálculos matemáticos. ¡Ni el VAR hubiera sido tan preciso! Desde su observación por Galileo en 1612 hasta su identificación oficial en 1846, Neptuno no dejó de generar polémica entre científicos franceses y británicos.

Hoy lo conocemos como el hogar de 14 lunas y una atmósfera tan densa como las discusiones en un asado porteño.

Filosofía y ética detrás de las esculturas

El arte, como la mitología, nos invita a reflexionar. ¿Qué representa Neptuno en la ciudad? Quizás, su presencia simboliza la lucha entre el orden y el caos, la tranquilidad y la tormenta, igual que nuestra vida cotidiana. Éticamente, estas piezas nos enseñan sobre la herencia cultural y el cuidado del patrimonio, cuestionándonos si valoramos lo suficiente lo que tenemos.

Económicamente, las obras de Val d’Osne y su historia nos recuerdan el poder de la producción industrial para transformar sociedades. ¿No es acaso la creatividad un motor tan valioso como cualquier recurso natural?

Descubrí el patrimonio porteño

Más de 370 esculturas de Val d’Osne decoran Buenos Aires. Desde farolas hasta mástiles, cada pieza tiene una historia que contar. Les invitamos a recorrer la ciudad y redescubrir el arte que nos rodea. Algunos ejemplos para empezar: las fuentes de la avenida 9 de Julio, las náyades y Neptunos trasladados de Plaza de Mayo, y las figuras femeninas en el Jardín Botánico.